Tu estructura mental se desmorona, te desconectas de tu mente. Te dispersas de todo y quieres vivir en tu mundo.
No se escribir, ni apenas escribir... me tambalea el cuerpo mientras noto que mi garganta se seca. El mayor diluyente de la mente humana.
Un sábado te levantas, haces tus cosas y por la tarde sales con tus amigos, paseas, haces el gamba por ahí y te fumas unos porros y te vas a buscar papas y una energética. Antes de que te des cuenta ya estas enviándole un mensaje a tu madre de que no vas a cenar y te vas a quedar de fiesta.
Hablando con tus amigos para la fiesta os dais cuenta de que no hay suficiente hierba, vas a casa del dealer y pilláis una buena sativa.
Estas medio nervioso por la buena fiesta que tienes pensado darte. Copichuela, porro, chupito, otro porro y antes de que cierre el pub te llevas otro cubata te haces otro porro de camino a la fiesta.
Lo flipas con la chinada que llevas, te sientes dividido.
Llegas, bailas y fumas más. Te lo pasas genial y cuando se acaba la fiesta sientes que te está dando el bajón. Acabas en el primer parque y os hacéis otro porro más, te despides de la otra mitad de tu grupo que s va y cuando se van os hacéis otro porro, como si no hubieses fumado suficiente, como si este fuese por venganza del palo de – eh! Mirad lo que os perdéis –
Hahaha, todos son risas hasta que te das cuenta de que el colocón que llevas no es el mismo. Te asustas, es normal y además te emparanoias de que si los demás sienten lo mismo que tú. Pero no lo preguntas por medio, es una situación bastante incómoda porque piensas que haces movimientos o dices algo raro, y tus amigos te lo recordarían mucho tiempo. O en las fotos te ves raro.
Te vas a dormir como un campeón, te cuesta levantar las sabanas pero cuando te tumbas sientes un mareillo y ya sabes que te vas a caer dormido.
A la mañana siguiente te levantas con algo de dolor de cabeza, ves a tus padres en la cocina y piensas que cuando entraste a casa no te oyeron, pero en verdad sí, pero no te dicen nada. Desayunas como si te fuese en ello. Te tumbas en el sofá y revisas el móvil para ver las fotos de ayer o leer mensajes de historias que pasaron em la fiesta que o te las persiste no sabes como o que no te acuerdas de nada. Lo que si normalmente te acuerdas es de que le confesaste algo alguien y te queda el remordimiento de que lo guardará o no en secreto. También te pones a pensar de como has llegado hasta donde estas ahora, antes que con dos simples caladas volaba a otra galaxia y ahora necesito unos cuantos porros, antes veía a otros fumar demasiado y los veía como unos colgados, en lo que me doy cuenta estaba hablando solo en el espejo.