La verdad es esa, te quiero, aunque no piense en los efectos negativos que vas a tener en mi en un futuro, no me arrepiento de haberte conocido. El perfume que usas es inconfundible, a veces tu tacto un poco húmedo o tu tono de color cambia. Mucha gente no ve lo que muchos vemos en ti, pero a mi me gustas igual. Me haces compañía en lo bueno y en lo malo, en cualquier momento estás y solucionas las cosas. Gracias.
Recuerdo la primera vez que te vi. No te veía como ahora, pero me llamabas la atención, te juntabas con gente que yo consideraba mi ejemplo a seguir. Todo empezó una noche en el saler, un amigo tuyo me dijo si quería estar contigo de otro modo. No me lo pensé dos veces, y cuando mis labios se interpusieron contigo noté como si se parase el tiempo, mi garganta se secaba y los pulmones se encharcaban de amor. Desde ese momento quería pedirte matrimonio, pero hubiese sido demasiado precipitado. Lo que si quería por lo menos es que nunca dejases de "besarme".
Nunca has puesto ninguna pega si me quería ir con mis amigos, además tu eras muy amistosa y te venías con nosotros. Suena raro, pero yo quería que mis amigos probasen lo que era tu amor, aunque reconozco que cuando estás mucho rato en manos de otros me pongo algo celoso. No se más que contar, la verdad es que los que nunca han estado contigo dicen cosas raras y que yo tampoco puedo explicarles, es un mundo a parte.