Capitulo 64

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—¿Quieres entrar? —digo, y sé que debería estar jugando a lo seguro. Debería estar pensando sobre cada cosa que ha ocurrido esta noche. Dejarle algo de tiempo para pensar sobre ello.

Yo no necesito tiempo, sin embargo. Y sé que él tampoco.

Me responde con otro beso, y ambos respiramos pesadamente cuando nos separamos, con sonrisas brillando en nuestras caras.

Sus dedos cogen los míos, entrelazándose alrededor, mientras caminamos dentro, y no hablamos. No sentimos como que haya que hacerlo, no sentimos que sea necesario llenar este silencio. No estoy nerviosa, no estoy abrumada porque él esté aquí. Por estar con él.

Me lo he imaginado a él aquí, como, un centenar, no, un millón de veces desde que me di cuenta de que me gustaba en octavo grado, y nunca en dulces sueños con conversaciones amables.

No, siempre quise esto, que él estuviera haciendo esto, subir las escaleras con él, sintiendo su mano, más grande y caliente que la mía, desgastada y áspera por los cuadros que ha dibujado y el trabajo que lo moldeó durante el verano, volviéndolo desde el delgaducho que deseaba, hasta el desgarbado y musculoso chico que deseo también.

En mi habitación él mira alrededor, con sus dedos aún entrelazados entre los míos, mirando cada cosa que me hace ser quién soy, las zapatillas derramándose fuera de mi armario, los pequeños esbozos de zapatos que hice los cuales quise poner en mi pared, y la ropa sucia en el suelo que mamá siempre me fastidia para que recoja.

No estoy preocupada sobre nada de eso. Sé que no tengo que explicar por qué me gusta hacer lo que hago, quién soy. No tengo que disculparme por no ser perfecta. Todo lo que hago es estar aquí, ser yo, y lo estoy haciendo. Así que cuando él se vuelve hacia mí, sonriendo y moviéndose hacia mis esbozos, camino hacia él, parándome en sus brazos.

—Siempre me han gustado tus zapatos —dice—. Siempre me has gustado —y entonces nos abrazamos, y aunque le he abrazado mucho nunca ha sido así, nunca como esto, porque los brazos de Justin me rodean, él me sonríe.

Me sostiene, y entonces su boca se encuentra con la mía otra vez.

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La Regla No Escrita {Justin y Tu} (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora