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ELLA
El día era brillante y estaba lista para salir al trabajo, el día anterior había sido agotador y aunque me sentía algo cansada, desperté de buen humor (lo cual casi nunca sucede, debo de admitir). Salí de casa dispuesta a llegar a tiempo esta vez, encendí el auto y me puse en marcha. Cundo llegue al estacionamiento el cielo ya estaba nublado y de pronto me sentí muy cómoda, siempre había detestado el calor y cuando el día era nublado, lo sentía agradable, el aire también agitaba con fuerza y se colaba entre mis dedos despejados el uno del otro, revolviendo mi cabello de por sí ya despeinado. Tome mi abrigo del auto al llegar a mi destino y aborde  el ascensor. Mi oficina estaba en el quinto piso y esa era una de mis cosas favoritas, amaba como se veía la ciudad desde ahí. Entre y me senté frente al escritorio, encendí mi computadora y  me hundí en el respaldo de la silla, cerré mis ojos y divise su rostro en mi cabeza, no lo había visto en toda la mañana, descontando los cincos segundos que tarde en despertarlo para que comenzara el día, lo escuche refunfuñar un poco y cuando salí lo escuche levantarse de la cama. Por lo regular nos preparábamos junto para ir al trabajo, y almorzábamos juntos, pero  tenía una reunión y tuve que despertar antes que el para llegar a tiempo –Sakura, ¡Sakura! – Escuche de repente una voz que me llamaba desde la puerta -¿Por qué sigues aquí? Se te hará tarde, vi al gerente salir a la sala de juntas hace un momento, ¡apúrate!- Era Ino mi compañera de al lado, asomándose sigilosamente, reluciendo su larga cabellera rubia.
-¡¿Ya se fue el gerente?! ¡Cielos! –Dije muy apurada  tomando mi portafolio y mi computadora, salí a toda prisa de ahí tratando de no caer al piso, en dirección a la reunión.
ÉL
Desperté con su susurró en mi oreja  pero no me levante, estaba realmente fatigado, el día anterior había sido muy frustrante y hoy no creía que fuera mejor. Cuando la escuche salir me levante de la cama, tenía tanta pereza, que en lo único que podía pesar era en seguir durmiendo, me dolía el cuello  y tenía el estómago revuelto. Trate de despejarme un poco y tome un ducha rápida, ella me había dejado el desayuno listo, pero no tenía apetito, así que solo comí una rebanada de pan tostado con leche y  me fui al trabajo. Cuando llegue todo estaba silencioso y espere no tener más problemas por el día entero.
-Hola Sasuke, ¿Cómo estás? – Me pregunto Naruto acercándose a mí.
-Bien, y tu ¿cómo estás? – Cuando lo vi hacer esa mueca, pronto supe que las cosas no iban bien.
-Pues  bien, muy bien – Se quedó un momento pensativo y luego siguió –Bueno ¿recuerdas el problema que hubo ayer con los materiales que se pidieron?  -Ahí estaba, siempre que torcía la boca era porque una mala noticia venia en camino –Mmm… - conteste en afirmación –
- Bueno pues aun cuando se les llamo y se hizo la corrección de material, nos mandaron otro, es el mismo que pedimos, pero de una medida diferente – la punzada en mi cabeza regreso a su lugar habitual, justo en cada una de mis cienes, y así marche seguido de él hacia mi oficina, esperando que el día terminara rápido.

ELLA
La junta acabo y eran más de la 12 de día, ya casi era hora de la comida y me sentía feliz, por fin comería algo y además, comería con mi marido, dicen que es la fiebre de recién casados, pero me encantaría que no se me pasara nunca las ganas de estar con él, sé que no siempre es así, que a veces pealamos mucho, y que yo soy una persona nada fácil, pero aun así, me gusta estar con él, y espero que a él le guste estar conmigo, aunque bueno, supongo que sí, porque me propuso matrimonio. Estaba pensando en mis cosas inútiles cuando recordé que aún no le mandaba mensaje para ver que quería de comer, saque mi celular del bolsillo de la chaqueta y como si le hubiera leído el pensamiento comenzó a vibrar, era él –Hola cariño, estaba pensando en llamarte – le dije con una sonrisa en el rostro –No podré ir a comer hoy – escuche por la bocina secamente.  La sonrisa desaprecio de mi cara con rapidez -¿Tienes mucho trabajo?- pregunte con pesadumbre dejándome caer sobre el sillón de mi oficina –El sistema se cayó y hay muchos problemas con pedidos y otras cosas, nos vemos en casa – Fue todo lo que escuche y se cortó. Respire profundamente y exhale un suspiro aun mayor, estaba decepcionada. No lo ha vía visto en todo el día, pero no podía interferir en su trabajo, así que resignada me levante de la silla y me dirigí a la salida, después de todo era extraño cuando iba a la oficina, normalmente trabajaba en casa y solo iba a reuniones o demostraciones a la empresa, fui al baño y observe mi reflejo, tenía el cabello recogido en una coleta y aun así el cabello me llegaba a las costillas cuando la traía  hacías adelante,  llevaba un pantalón de mezclilla y una camisa de botones a cuadros negros y rojos, fajada y bien abotonada, botines de tacón pequeño y cuadrado, no iba muy maquillada, después de todo esas cosas no me gustaban demasiado, solo llevaba polvo, mascara de pestañas, labial rosado y una línea delgada de delineador sobre el parpado. Me sentía incomoda, la cabeza me estaba comenzando a doler y mis pies me dolían dentro de las botas. Solté mi cabello y me desfaje la camisa, la desabotone hasta la mitad y me arremangue las mangas, tome mi bolso y salí con la vista dentro, pues había olvidado sacar mis lentes, cuando me los puse ya estaba en la salida de la empresa, subí a mi auto y conduje hasta el súper, estaba cansada, pero necesitaba víveres,  primero eche en el carrito todas las cosas que necesitaba, pastas, verduras, fruta, aceite, cereal, etc., y luego me di vuelo con todas la comida chatarra, compre galletas, jugos de cajita, dulces, harina para hacer panqueques, miel de maple, chocolate líquido, entre otras cosas. Para cuando llegue a casa ya eran las cuatro de la tarde, me quite los zapatos y acomode todo en su lugar, encendí mi computadora y busque recetas de comidas sencillas, la verdad es que era terrible cocinando y aunque él era muy considerado y nada exigente, supuse que había tenido un largo día y quería hacerlo sentir mejor, así que puse manos a la obra. Encontré muchas recetas, pero cada una de ellas era más complicada que la anterior, así que termine haciendo milanesa de pollo, con ensalada y verduras al vapor, para cuando termine eran ya pasadas las 6:30 y pensé que ya casi salía Sasuke el trabajo, pero dieron las ocho de la noche y el aun no aparecía, desganada y desilusionada, me di una ducha y me recosté en el sillón, encendí la radio y me quede ahí un rato.

Recién casadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora