DESEO DE CUMPLEAÑOS.

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— ¿Película, club de lectura o sesión de fotos? -preguntó mi madre.

— Que tal, ¿sesión de foto y club de lectura?

— Claro iré a preparar el cuarto de fotografía -dijo emocionada.

Hoy es mi cumpleaños, yo considero que es un día cualquiera. Pero mi madre me dice que es un día especial por que es el día en que vine a la vida y un año más en el que sigo viva.

Entré a la habitación blanca, con muebles blancos, lámparas blancas y solo dos cámaras negras.

— Bien, ¿quién va a tomar las fotos primero? -preguntó mi madre.

— Yo -dije- posa como quieras, después te daré las fotos para que las sigas pegando en el álbum.

— Bien -contestó mi madre, posando.

La primera foto, hizo una pose con la forma en sus manos de amor y paz. Jamás entendí esa pose, y tampoco por que la hacen.

La segunda fue mirando hacia la ventana de cristal, viendo el paisaje falso de plantas y árboles.

La tercera foto se la tomé distraída viendo una foto mía cuando era pequeño, cuando aún no sabíamos de mi enfermedad.

— Bien, Tae. Sigues tú -sonrió.

— Pero si solo he tomado tres -repliqué- aún te faltan más fotos.

— Tengo demasiadas fotos, tu tienes pocas. Vamos. Deja que te tome. -dijo posicionadome frente a la cámara.

Solo supe poner mis manos en mis caderas, y sonreír. No sabia mucho sobre poses y esas cosas.

Tiempo después de una larga jornada de fotos, risas, etc. Nos pusimos a hacer mi pastel de cumpleaños.

Pastel de vainilla, con relleno de vainilla, cubierta de vainilla y adornos de vainilla. Lo sé. Muy exagerado, pero amamos la vainilla.

— Esta perfecto -dijo mi madre, refiriéndose al pastel- tan perfecto como tú.

La miró. En su cara aparece una amplia sonrisa teñida de orgullo. Sin embargo, sus ojos, están brillantes por las lágrimas.

En realidad no suele ponerse tan dramática, pero hay algo que en mi cumpleaños la pone triste y alegre al mismo tiempo.

Me acercó y la abrazo. La abrazo muy fuerte.

De todos los días del año, en mi cumpleaños es cuando más somos conscientes de mi enfermedad. Supongo que es por que este día marca el paso del tiempo. Un año más encerrada. Un año más en el que me he perdido todas esas cosas de adolescentes normales: el conducir, el primer beso, el baile de fin de curso, la primera ruptura, el primer rayón del coche....

Más tarde después de cenar, mi madre me regala una caja de repuestos para mis cámaras de las que llevó meses soñando. Vamos al salón y nos sentamos en forma de mariposa en frente de la mesita de centro.

Mamá enciende una sola vela en el centro del pastel. Cierro los ojos, pienso en un deseo y sopló la vela.

— ¿Cuál ha sido tu deseo? -me pregunta en cuanto abro los ojos.

No puedo pedir un remedio mágico para curar mi enfermedad, o que por una vez en mi vida pueda salir de casa. En vez de eso, suelo pedir cosas más realistas, cosas que no nos pongan tristes.

— Que haya paz en el mundo -contestó.

Tres pedazos de tarta más, nos sentamos en un sillón diferente y nos ponemos a leer. Yo leo mi libro favorito; El principito. Mientras tanto mi madre lee los expediente del hospital de sus pacientes. Pues ella es enfermera, la enfermera que ha llevado mi caso desde siempre.

Cuando me canso de leer una vez más El principito, nos vamos al sofá a platicar de cosas triviales. Como los libros que leo, o sobre sus pacientes.

Después vemos la tele, apoyo mi cabeza en el regazo de mi madre y ella me acaricia el pelo mientras reímos por lo que pasa en la tele.

Con todo esto, no está tan mal cumplir dieciocho años.


« ¿Es cierto que el amor lo cambia todo?. TODO TODO » [KookV] «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora