COMITÉ DE BIENVENIDA.

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Veo el camión y la silueta de una mujer que da vueltas sobre sí misma: la madre. Detrás de camión hay un hombre de la misma edad: el padre. Y una chica tal vez algo más joven que yo: la hija.

Y entonces lo veo, sentado en la parte trasera del camión.
Es alto, delgado, y va vestido de negro de la cabeza a los pies: camiseta negra, tenis negros, pantalón de mezclilla negro y un gorro negro de punta que le oculta el pelo.

Es de un color blanco, y sus rasgos son muy hermosos.

Baja de un salto y se desliza por el camino de la entrada, como si no existiera la gravedad para él. Se detiene, inclina la cabeza a un lado y examina su nueva casa como si fuera un rompecabezas.

Al cabo de unos segundos, empieza a dar saltitos sobre las puntas de los pies. Y luego, de pronto, arranca a toda velocidad y sube corriendo dos metros por la fachada. Literalmente. Se agarra al alféizar de una ventana y se balancea durante un par de segundos antes de dejarse caer.

— Eres muy bueno Kook -le dice su madre.

— ¿Cuántas veces te he dicho que dejes de hacer esas tonterías? -gruñó su padre.

Él sigue agachado sin hacer caso a ninguno de los dos.
Pego la palma de la mano al cristal. Estoy son aliento, como si yo fuera quien acabara de hacer esa acrobacia.
Observó al chico, examinó a su al rededor, y luego vuelvo a mirarle.

Ya no esta agachado: se ha puesto de pie y me mira. Nuestros ojos se encuentran. Me preguntó qué vera él en mi ventana: un chico extraño, vestido de blanco que le observa con los ojos de par en par.

Entonces sonríe y su cara pierde toda la severidad que mostraba hace apenas un momento. Intento responderle con otra sonrisa, pero estoy aturdido que lo único que me sale es fruncir el ceño.

Su familia le llama, Kook o Kookie. Bueno al menos su hermana y su madre lo hacen; su padre le llama Jungkook. Me pasó todo el día observándole a él. Su cuarto esta en el segundo piso, enfrente del mío, y casi nunca cierra las cortinas.

Era de noche, viernes. Estaba comiendo con mi mamá y Hyuna.
No tengo apetito, y mi mamá me toca la frente. Estoy apuntó de quitarle hierro al asunto cuando alguien toca el timbre.
El timbre suena de nuevo. Mi madre se pone de pie. Hyuna igual. El timbre suena por tercera vez. Se me escapa una sonrisa, no se por qué.

— ¿Quiere que abra? -le pregunta Hyuna a mi madre.

Pero ella se niega y me voltea a ver.

— Quedate aquí -me dice.

Carla me toca el hombro cundo hago ademán de levantarme.

— Tu madre ha dicho que te quedes aquí.

— Si, pero ¿por qué?. De todas formas no va a dejar que pasen de la puerta.

Me levantó y voy hasta el final del pasillo. Apoyo la oreja en la puerta y escuchó una voz.

— Mi madre les ha mandado un Bundt -dice.

Es una voz profunda, suave. No logró identificarla. Mi mente procesa la palabra Bundt durante unos segundos hasta identificarla (es un tipo de bizcocho con un agujero en medio), y de pronto, caigo en la cuenta de quien esta en la puerta. Kook.

— Es un tipo de disculpa de parte de la familia -dice su hermana.

— ¿Por que se disculparían? -pregunta mi madre.

— Por que no sabe cocinar este tipo de cosas, por que son incomibles. Y por ser sus vecinos -dice esta vez Kook.

— Ah... Estupendo... Es... es una sorpresa, desde luego. Un gusto muy bonito. Por favor denle las gracias de mi parte a su madre.

De pronto se torno un silencio muy incómodo.

— ¿Esta su hijo en casa? -pregunta Kook en voz un poco más alta de lo normal- Habíamos pensado que tal vez pueda enseñarnos en vecindario.

Se me acelera el pulso. Es la primera vez que alguien viene para verme.

— Lo lamento, pero no esta. Gracias. Buenas noches.

La puerta se cierra y entonces voy a sentarme a la mesa.

— Lo siento -dice mi madre.

— No pasa nada, mamá. No te preocupes.

La abrazo y no quedamos así por unos segundos.

— Te lo compensaré cielo.

— No hay nada que compensar.

Se sienta y terminamos de comer rápidamente, o al menos yo, sin hablar. Cuando Hyuna se va mi mamá me pregunta que si quiero ver la televisión, pero le digo que no que tenía mucho sueño. La verdad es que estaba de mal humor.

Subo las escaleras a mi cuarto y no dejo de imaginarme a que sabrá un bizcocho Bundt.

« ¿Es cierto que el amor lo cambia todo?. TODO TODO » [KookV] «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora