Capítulo 10

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—Ya me aburrí —dijo Sero mientras se recargaba en el hombro de Ashido —¿Cuánto falta?

—Tranquilos —se acercó el profesor Aizawa —Pronto regresaremos, esta es la última conferencia.

Ya llevaban ahí parados, casi dos horas y media viendo como héroes hablaban sobre la importancia de el espíritu y otras cosas que ya sabían pero debían recordar.

Bakugou sentía que algo andaba mal, algo no estaba bien y lo sabía.

Algo le decía que debía llamar a su madre para saber que pasaba con el pequeño.

—Kirishima.. —susurró llamando su atención —Algo anda mal.

—¿Por qué lo dices? —Bakugou lo jaló del brazo para hablarle al oído.

—No lo sé, algo me dice que todo está mal, debemos hacer algo idiota.

—Calma, tu mamá sabrá cuidarlo, te prometo que los llamaremos justo cuando esto acabe —sonrió, el rubio asintió.

Continuaron escuchando las palabras aburridas.

[....]

Mientras tanto en la UA, en la oficina del director todos laboraban como cualquier otro día.

Hasta qué el teléfono sonó, la señorita Mindnight contestó.

—Academia Yuuei, Buen día —contestó con naturalidad.

—Estación de policía, contácteme con el Director Nezu, por favor —dijo el oficial por la otra línea.

—Espere por favor —dejó el teléfono por un costado para traspasar la llamada.

Poco después el roedor contestó el teléfono para hablar con él oficial.

—¿Director Nezu? —preguntó.

—Él habla, ¿sucedió algo señor oficial?

—Director Nezu, tenemos noticias acerca del extravío de la criatura que reside en su academia. Necesitamos que nos dé la dirección en donde se encuentran sus alumnos —Nezu asintió interesado.

—Mis alumnos se encuentran en un visita, le enviaré la dirección para que lleguen allá.

—Excelente, espero —cortó la llamada.

—¿Todo bien? —preguntó la profesora.

—Perfecto. La madre del niño ya fue localizado

—¿La madre de Kirishima Junior? —Nezu la miró confundido —Disculpe pero así lo llaman todos los alumnos y es casi imposible no seguir la corriente —sonrió.

—No sé cómo reaccionarán los jóvenes —suspiró algo triste —Esos dos parecen haberse encariñado con ese pequeño, sabiendo que no era suyo.

—Solo espero que reaccionen de la mejor manera —sonrió con melancolía.

[...]

Deseo a ese bebé —su sonrisa cambió de dulce a sádica. Masaru volteó a ver lentamente a su esposa.

—Vete —le susurró muy bajo, Mitsuki frunció el entrecejo y asintió, miró nuevamente a la chica—Lo siento pero aquí no hay ninguno.

Dos Idiotas y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora