(Parte 1) Capítulo 2. ''Lo que sucedió al día siguiente''

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Capítulo 2.

‘’Lo que sucedió al día siguiente’’.

P

asé parte de la tarde y parte de la noche asomado discretamente por la ventana que daba hacia la calle y sólo observé a una camioneta y no se vio nada más. Casi no dormí, y al amanecer vi que la calle estaba completamente sola, no había nadie y no había nada. Prendí el televisor para saber si transmitían algo sobre lo que paso ayer, pero no pasó nada, ahora había encendido en radio estaba igual completamente igual. La señal fue interrumpida en ambos aparatos electrónicos por unos 4 segundos, una voz rompió ese silencio. Era un mensaje del presidente quien había interrumpido la señal para informar lo siguiente:

- Buen día habitantes, el día de hoy, todos y sin excepción deberán salir de sus hogares y dirigirse al centro de la pequeña ciudad, donde se dan los informes presidenciales, hay algo muy importante que informar, es hoy a las 10:00 am, por su atención, ¡gracias!

Vi el reloj, en ese momento marcaba las 9:59 am, la calle dejó de estar sola, entonces llegaron dos autos con soldados dentro, quienes se estacionaron uno en cada esquina, y dieron las 10:00 am, ellos comenzaron a dirigirse a las casas para sacar a las personas más rápido.

Me acerqué al sofá y vi  al libro que aún no terminaba por leer, lo tomé, lo puse en el suelo y le di una pequeña patada hacia dentro del sofá, lo había hecho con la finalidad de esconderlo ya que era el libro más rápido que encontrarían, fui hacia la puerta y salí de mi hogar.

Algunos soldados sacaron a la fuerza a las personas, yo simplemente seguí caminando cabeza abajo para evitar ser reconocido por alguno de los soldados.                                                 Caminé hasta llegar al centro, había una tarima donde por supuesto se iba a anunciar el tan importante aviso, estaban terminando de conectar el micrófono y las bocinas, los soldados llevaron a la gente arrastrando, algunas personas caminamos por nuestro propio bien.                                       En menos de 3 minutos el centro estaba lleno, llegaron más refuerzos en camionetas, el centro estaba lleno y los soldados tenían sus armas rodeando el centro.

Poco después el presidente hizo acto de presencia, usaba un traje color perla, caminó hacia el atril y tomando el micrófono dijo las siguientes palabras:

-  Buen día de nuevo, como la mayoría si no es que todos ya saben el porqué de su presencia aquí, hay algo muy importante como se dijo unos minutos atrás en los medios de comunicación. En los siguientes días se les pedirá declarar el número total de libros que poseen en sus hogares; aquellos que tengan de uno a diez libros deberán pagar el 50% de su costo de cada uno al gobierno, aquellos que tengan de 11 a 15 deberán pagar el 70% del costo de cada uno, quienes adquieran libros pagarán el 40% de su costo, a los vendedores de libros se les cobrará el 30% del costo de cada libro, y por último, quienes no lo hagan sus libros serán decomisados por camiones recolectores cobrándoles el 5% de su sueldo por el servicio que se les va a ofrecer. – se detuvo un instante y continuó diciendo – Esperamos su adecuado comportamiento y colaboración para evitar cual clase de problemática en el país- y se dirigió hacia la puerta para retirarse

Un señor que estaba a unas cuantas personas delante de mí, dijo:

- ¡Estoy completamente desacuerdo! No dejemos que ese hijo de perra nos cobre un derecho al que todos debemos tener acceso sin costo. ¡Maldito gobierno!, ¡Maldita injusticia!, ¡Maldito presidente! Recuerda algo: ‘’Si no es por nosotros, no serías lo que hoy eres’’

Un soldado se le acercó, le tomó llevándolo hacia una de las camionetas, jaló el gatillo y le disparó en la espalda, la gente comenzó a espantarse, y quien parecía la familiar de aquel hombre, corrió hacia su cuerpo, pero los soldados no lo permitieron y la metieron a una de las camionetas estacionadas.                                                         El presidente al terminar de ver lo que había sucedido regresó al atril y dijo: - Esta clase de disturbios queremos evitar y así como a ese hombre le costó la vida, a cualquiera de ustedes le puede pasar lo mismo, pueden retirarse y buena tarde – los soldados le custodiaron hacia una camioneta y él se fue. Todos los presentes nos retiramos en grupos hacia nuestras casas.

Cuando llegué a casa no podía dejar de pensar en el alto precio que pago ese hombre por expresarse y en cuanto tenía razón por lo que dijo, en su familiar que no la habían matado pero no sabía que le iban a hacer. Fui hacia mi librero e inicie a contar los libros que tenía, llegó la noche y trajo con ella una pequeña manifestación quienes quemaban la noticia que se dio en la mañana y ya había sido publicada en primera plana en el periódico, llegó un carro y subió a la persona que estaba haciendo el mayor ruido, los demás se apartaron y no se supo nada de él.

Aunque yo no me expresara delante de los demás, concordaba con ellos… era una idiotez la nueva imposición, pagar por leer.

Final Primera Parte

Las ideas invertidas del espionajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora