Día 08:

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Género:  Hurt/Confort

Semi-au: ubicado cuatro años después del arco actual y tres años después de salir del mundo humano.

Tematica: a elección propia (libre)


Entre cotidianidades y absurdas humanidades:

Rapsodia de invierno directo hacia nuestros recuerdos

La pequeña nariz se arruga en una mueca, trata de morderse la lengua y al final sus mejillas se tornan rojas. Estaba enfadada.

Escucha la risotada salir limpia de la boca de su hermano, observa como sus hombros se sacudían y pequeñas lágrimas amenazaban las orillas de sus ojos.

Una bola de nieve interceptó en la cara del pequeño, colando algunos restos de hielo por su boca;  se atragantó a mitad de la carcajada y la sensación del frío pasando por su garganta le hizo temblar ligeramente.

Joder, que frío hacía.

—¿Cuál es tu problema?—murmuró temblando. Frío y rabia, pura rabia. Y gritó entre dientes, con la cara llena de nieve—... Muy bien, si eso es lo que quieres…

Y otra bola de nieve vuelve a interceptar su cara.

—¡Norman!—le reprocha con el ceño fruncido y los puñitos apretados.

El albino abre sus ojos lo suficiente para que la nieve no le entrara. Reprimió la necesidad de cubrir sus labios con las manos, muy quedito en su lugar, con la boca cerrada, la espalda erguida y la pequeña esfera escondida tras la espalda.

Es que le había parecido muy divertido...

—Es tu culpa—la niña le riñe, con los labios apretados y mejillas coloradas, el frío le estaba pasando factura y su madre le regañaría por olvidar la bufanda en casa—. No te burles... —vuelve a pronunciar, ultrajada.

Ambos niños intercambian miradas y otra nueva tanda de carcajada hace cabrear a la niña.

—¡Maldición!— el grito de Ray le hizo sonreír, le había dado de lleno en toda la boca—. ¡Que mal sabe!

El niño saca la lengua, raspándola con la tela de su abrigo dando varios escupitajos.

La venganza sabia mejor fría, sin duda.

—Pero Emma—de pronto Norman le mira, su nariz rosada y sus ojos redondos. La bufanda roja que llevaba lo envolvía de tal manera que a simple vista se veía acogedor—. No creo que eso sea posible.

Las palabras le caen como un balde de agua helada, y la felicidad se le borra de la cara.

—¡Claro que lo será!—la pequeña menea la cabeza, de arriba hacia abajo, terca—. Me convertiré en un caballero, como en los cuentos, y entonces…─hace una pequeña pausa, poniendo su puño sobre su pecho de forma solemne, con el verde de sus ojos brillando en determinación─. ¡Podre protegerles a todos!

Ray observa como las mejillas de Norman se vuelven a teñir suavemente de carmín, se veía más pálido de lo normal, el frío generalmente provocaba que toda su cara enrojeciera. Siempre podía poner eso como excusa.

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