Her [DIO]

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La hora del almuerzo comenzaría en cualquier momento y eso no parecía importarle a la joven mesera que aún se mantenía sentada en una de las mesas.

- Vamos, uno más por favor.- Suplicó con un puchero.

(__) sabía que no era buena en ese juego, recién lo había aprendido por su hermano mayor.

Dio Brando, el joven más listo del barrio, acostumbraba a jugar con otros adultos para ganar un par de monedas.

El padre de la niña (c/c) era el dueño del lugar, permitía que Brando hiciera sus apuestas con libertad si eso significaba que los otros jugadores consumirían comida y bebida del pequeño establecimiento.

El rubio llevaba más de un año jugando, la chica sabía que él era un profesional que nunca perdía a pesar de su corta edad, era por ello que su deseo de ganar era tan grande.

Solo quería una victoria, eso le sería suficiente como para dejarle satisfecha lo que restaba del mes.

El joven al otro lado del tablero de ajedrez soltó un suspiro. Sabía que en menos de 5 minutos varios hombres entrarían por esa puerta dispuestos a apostar dinero real y no solo diversión como la niña que tenía al frente.

- Llevo ganando los últimos 5 juegos.- Arqueó una ceja.- ¿Qué más quieres?

Ella frunció el ceño, al mismo tiempo que llevó un dedo a su mentón mientras pensaba en qué podía ser lo suficientemente atractivo como para que Dio le dejase jugar una vez más.

- ¿Qué tal si apostamos? ¡Anda será divertido.

- ¿Qué puedes tener que yo quiera?

- No lo sé, ¿Qué tal lo que sea?

Dio rió levemente, ella era ingenua. Quizá era por su vida tan alejada del mal que no medía sus palabras. Cualquier hombre adulto se aprovecharía de su ingenuidad, eran cerdos como su progenitor después de todo.

- ¿Incluso si eso significa casarte con un pobretón sin futuro como yo?

Esperó sacarle un sonrojo en esas redondas mejillas o en otro caso una bofetada por el atrevimiento, sin embargo no recibió ni uno ni otro, solo la gran carcajada de la (c/c).

-¡Es por eso que no perderé!- Exclamó segura.

Su confianza le hizo quedarse, mientras que acomodaba las piezas de madera en el tablero. Mientras que (__) trataba de concentrarse porfis ver como ella hacía gestos extraños, desde sacar ligeramente la punta de su lengua hasta arrugar la naríz.

A medida que el juego continuaba había algo que no dejaba en paz a Dio, la curiosidad de saber qué era lo que esa joven deseaba era mucho más grande que su deseo de ganar. Desde el inicio él sabía como ganar, sin embargo no tenía ganas de hacerlo.

En lugar de jaque, solo se escuchó el entusiasta grito de felicidad de la camarera.

El rubio suspiró pesadamente, se preguntó si en realidad sería capáz de dejar la victoria servida a su contrincante.

- Ganaste- Felicitó.- Ahora ¿Qué pedirás?

La chica dejó de lado su festejo para mirar directamente a los ojos de enigmático color dorado.

- Egipto, quiero ir y tú me llevarás.

Era una locura, él nunca podría ni aspirar a salir de ese agujero del diablo al que llamaba hogar.

Las puertas de entrada fueron abiertas, un grupo de clientes entraron preparados para exigir alimento. Esa era la señal de (__) para levantarse y volver a su trabajo.

One Shot Everywhere [Jojo's Bizarre Adventure]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora