VII

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Aquella sensación que me recorre no ha cesado, mí cuerpo se mantiene inmóvil, el viento me acaricia la mejilla y me susurra. El cielo gris amenaza con compartir sus lágrimas y lo hace. Una gota cae en mí rostro resbalando lentamente y ahora otra y otra más.

Mí rostro se encuentra mojado mientras él cielo se convierte en mí cómplice, en dónde no se sabe si son lágrimas del cielo grisáceo o las de mí corazón roto.

MEMORIAS DE MEDIA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora