Desperté en la cama que mi abuela me había preparado, todavía no había abierto el regalito de mi abu, así que decidí hacerlo. Adentro había dos libros, "La chica del tren", un libro que quería hace bastante, y un cuaderno común y corriente con la firma de "Agustín Esperti", me detuve en su portada. No había ningún título, solo ese nombre con ese apellido gracioso. Conocía gente que se apellidaba Storti y Espert, pero no Esperti. Aunque me sonaba conocido.
Abrí el cuaderno y decía
"Querida Tara:
Hace tiempo que no te veo. Pero decidí escribir una historia sobre ti, no tiene título porque no habría ni una sola frase que pudiera describir todo lo que siento por ti y mucho menos lo que me provocas.
Solo deseo poder volver a verte...
Con amor, Agupipi "
¿Agupipi? Millones de pensamientos pasaron por mi mente. Recordé su cara, su risa y su voz ¿Cómo podía haberlo olvidado?
Agupipi o simplemente Agustín era vecino de mis abuelos. Cuando venía a visitarlos todas las vacaciones solíamos juntarnos a jugar, creabamos historias y imaginábamos nuestro futuro. Casi siempre en el final de los relatos terminábamos juntos.
Me levanté a desayunar y mi abuelo me estaba esperando con un café y una dona de chocolate, mis favoritas.
- Buen día nonito, ¿Cómo dormiste?
- Buen día Tarita, bien, bien.
- Me alegro. ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Qué pasó con los Esperti?
- Ohh, ¿te acordaste Aguspipi? Ayy, eran buenos amigos. Todavía me acuerdo de ustedes dos corriendo por todo el jardín y imaginando esas historias...Creo que se fueron a vivir a la cuidad de al lado. No los veo desde hace años.
-Oh, diablos, creí que se habían mudado dentro de la cuidad.
- Si quieres, Tarita, podríamos averiguar exactamente donde fueron y ir a visitarlos. Hace años que no veo a su padre, solíamos jugar a las cartas juntos, no estaría mal meter esa escusa, recuerdo que estabas un poquito enamorada del niño.
-¡¡¡Abuelo!!! ¡Sabes que no me gusta hablar de eso!
- Tara, no preocupes, es algo normal...
- sí, pero privado.
Me fuí avergonzada, no suelo hablar del amor y menos con mi familia.
Además de mi mejor amigo, Agustín, fue una de las pocas personas a las que llegué a amar y querer pasar toda las vida junto a él. Da cringe, lo sé, pero es la verdad. Amaba pasar tiempo con él y a él le gustaba pasar tiempo conmigo, ¿Qué más se puede pedir?
Llegada la mañana del día siguiente mi abuelo me despertó con un desayuno en la cama y con un pequeño papelito en su mano. Se da cuenta que tengo la mirada fija en el papel. Me mira, sonríe y me dice:
Es la dirección de tu amor, digo, de tu amigo. A las 15:30 estate lista, saldremos tipo 16, no más tarde si no se nos hará de noche.
Lo miro un poco desorbitada, quizás es porque es demasiado temprano, pero no puedo expresar emoción alguna. Se me hace imposible imaginar verlo de nuevo. No lo puedo creer.
Mientras tomó el café trato de idealizar como sería nuestra charla. No lo logró, pero supongo que no habrá de que hablar. Hace literalmente 10 años que no lo veo, que no hablamos ni siquiera nos escribimos, nada...
Llegada las 15:30 ya estaba cambiada y hasta tenía mi mochila lista. Había guardado el cargador, un libro y una pequeña lista de preguntas y ideas para hablar. Llámenme intensa, pero realmente quiero relacionarme con él. Es una de las personas más importantes de mi vida aunque no me haya acordado de él hasta hace un día.
Una de las primeras cosas que le preguntaré es ¿Cómo se le ocurrió mandarle un cuaderno a mi abuela? O en todo caso ¿Cómo se acordó de mi?
Ni siquiera tengo Instagram, si, raro, pero no me gustan esas cosas de andar publicando tu vida entera en una red.
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Soy Tara
Teen FictionTara es una adolescente promedio. Con una familia y un amor. Después de años vuelve a la ciudad donde viven sus abuelitos y recuerda su infancia... ¿Qué pasará?