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Verde.
La primavera había llegado, voltearas a donde quisieras podrías ver un llamativo verde. Árboles, arbustos y varios tipos de flores.
Girasoles.
El cielo estaba pintado de un agradable azul claro y el viento movía levemente su cabello.
Amaba la primavera.
Los animales comenzaban a salir y jugueteaban con las personas o entre sí. Las personas buscaban flores para dárselas a sus amados.
Yoongi le entregaba girasoles todos los días.
—¿Por qué tuviste que irte?
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Un rubio de tez blanca hacía garabatos mientras que esperaba que la maestra llegará. Si fuera por él hubiera salido de esa aula desde que el primer niño tiró la primera bola de papel.
El pequeño rubio sentía ser más avanzado que sus compañeros.
La puerta se abrió dejando ver a la espantada señora Lee —¿Qué creen que hacen?— gritó una vez entró al aula.
Todos los niños tomaron las bolitas y las escondieron en sus mochilas para después sentarse en sus respectivos lugares —Lo sentimos, maestra Lee.
La mujer suspiro para después sonreír —Quiero presentarles a su nuevo compañero.
Un azabache con la mirada hacia bajo entró, sus nervios eran demasiados notorios. Se detuvo a unos centímetros de la maestra y habló —Mi nombre es Jeon Jungkook, por favor, cuiden de mí— hizo una reverencia y su rostro se pinto de rojo.
Yoongi levantó la vista y observó a aquel chico, sus rasgos eran perfectos, como si de un ángel se tratará.
Y su corazón comenzó a acelerarse.
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