Hospital

82 6 0
                                    

Vamos en el carro rumbo al hospital y veo que el joven que sigue sin decirme su nombre presiona un botón del volante y en todo el carro se oye un sonido de espera de una llamada.

-Mariana, ya sé que no eres mi secretaria pero por el momento tienes que ayudarme con eso, tengo una urgencia, no podré llegar a la junta a tiempo , en verdad es algo importante, discúlpame y marca a Alberto para que el este ahí mientras yo llego, y también marca al Hospital  y di que voy para allá de urgencia y necesito que me atiendan lo mas rápido posible, ¿queda claro?- dice el en un tono autoritario, vaya que tenía influencia en su empresa, aunque pues una empresa de seguros es obvio que debe tener una buena relación con los hospitales.

-Sí señor, dígame ¿usted está bien? -pregunta Mariana con un tono demasiado preocupado.

-Si Mariana estoy bien, es otra persona a la que necesito atiendan con rapidez, ¿está bien? , ah y por favor comunícate con el Director del Colegio San Esteban, y dile a mi tío que se comunique conmigo, ¿queda claro todo?- mientras él está hablando yo comienzo a ver su perfil se ve tan mandón y amargado, pobre de la gente que trabajaba con él, en verdad me compadezco de ellos.

-Muy claro, el señor Alberto ya viene en camino, dijo que usted tendrá que invitarlo a comer para compensarle su desmañanada- dice riendo.

- Está loco dile que también es su responsabilidad, pero está bien terminando la junta, y depende de como llegue hoy, iremos a comer así que dile que se prepare, y que más le vale que no haga ninguna tontería en la junta, adiós.- y termina la llamada, ni siquiera espero a que Mariana se despidiera. De verdad que es estresante, y no puedo evitar preguntarme ¿cómo será el tal Alberto que tiene tanto miedo de que arruine su tan mencionada junta? Pero bueno es algo que a mi no me importa.

-Ya estamos por llegar, ¿te sigue doliendo igual o es más intenso?- pregunta con el ceño fruncido.

No puedo ni hablar del dolor y sin poder evitarlo me rueda una lágrima por la mejilla, diablos, porque no pude aguantar más, se burlará de mi.-Duele-Dije con mi voz entre cortada del dolor.-Muchísimo.- y guarde silencio ya no podía hablar en verdad no aguantaba el dolor y si no quería arrancarme a llorar en ese justo instante tenía que seguir mordiendo mi lengua.

-No te preocupes en un momento más te darán algo y con eso tu dolor calmara, de verdad no sabes cuanto lo siento- y ahora fue cuando lo vi con su cara un poco más calmada y dulce, podía notar el reflejo de su arrepentimiento.

Después de un tiempo más llegamos al hospital, él me bajó cargando del coche y me puso en la silla que había traido el guardia al ver que llegábamos.

Él me tomó de la mano y me acompañó dentro, entonces vi la cara de las enfermeras, también habían caído bajo su encanto, era imposible no ver esos hermosos ojos y no derretirte.

-Sr.Gonzalez ¿qué a pasado? – pregunta una enfermera con cara preocupada, así que su apellido era  Gonzalez, al menos ya sabía algo de él.

- Cayó de las escaleras y creo que tiene fracturado la pierna, ya ni siquiera puede hablar del dolor.- al momento que termina de hablar ya nos tienen pasando a la sala de urgencias, dónde nos dirigen de inmediato con el médico el indica que me tomen rayos X, ahí él suelta mi mano y tengo que aguantar más el dolor, me ponen unas placas frías entre la pierna y me toman las radiografías.

Y yo me sigo preguntando porque dijo que me caí de las escaleras, aunque bueno era obvio que si haciamos el papeleo como si hubiera sido un antropeyo, esto tardaría mucho más.

Después de eso me pasan a una camilla, y él se va a lado a tomar mi mano, en verdad que se sentía dulce que lo hiciera, necesitaba alguien, quería llorar pero la vergüenza me ganaba, no me gustaba demostrar que en el fondo era una persona muy sentimental.

Un amor para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora