—Nathan esta allí, ¡pon tus cosas rápido!— Loren me empuja del hombro mientras guardo mis libros en el casillero, lo no más rápido que puedo.
—Trato de mantener el orden aquí dentro, sino te molesta.
En realidad lo que en verdad trato es de mantener la paciencia y no explotar y decir cosas de las que luego me arrepienta. Últimamente me he tenido que esforzar más en eso, así que cualquier momento podría ser clave en esta lucha interna.
—Pues sí me molesta, de hecho. Cada día te tardas más en colocar los libros en tu estúpido casillero, ¿acaso no recuerdas lo de evitar a Nathan?— un impulso de rabia se apodera de Loren, y me quita de en medio para tirar los libros sin algún tipo de cuidado y azotar la puerta.
—Encuentro eso demasiado estúpido, yo necesito coger las cosas con calma y seguir la maldita rutina que habíamos creado— y sí, odio las rutinas, pero también debo admitir que aunque las odie y las aborrezca, ya es la manera en como funciono. Así que no puede hacer lo que quiera cuando quiera, no conmigo.
—Tú y tus estúpidas rutinas me tienen harta. ¡Se una persona normal por una vez en tu vida!— Loren acaba de llamar la atención de todo el pasillo con su grito. Ahora todos nos ven.
—Hola chicas... creo... que deberían calmarse un poco.
Estaba tan ida en mi coraje que no había visto siquiera llegar a Nathan, quien se había posicionado justo en medio de nosotras. Traía una sonrisa incómoda, y metía poco a poco la mano entre Loren y yo para separarnos, ya que al parecer habíamos comenzado a acercarnos demasiado en nuestra pequeña discusión.
Pero no sabía que me parecía más sorprendente, el hecho de que estuviera intercediendo entre nosotras. O todavía más sorprendente, que nos hubiese saludado a ambas, y no solo a Loren.
—¿Qué dices? Estoy calmada— mi amiga se recompone rápido. Finge una excelente sonrisa y se aleja lo necesario. Por su parte, Nathan sigue a mi lado con su brazo frente a mi cuerpo, mirando la actuación de Loren. Lo que provoca que mi corazón se acelere más de lo que me gustaría admitir.
No puedo creer que esté tan cerca mío.
—Claro— se voltea hacia mi —¿tú estás bien...?
Me tardó procesando que me esta hablando a mi, que es diferente q que me escriba sin saber quien soy, que me está mirando fijamente una respuesta, y que no puedo esperar un minuto en lo que me calmo para contestar a su mensaje. Mi cerebro asimila demasiado lento la información, y para cuando estoy lista para hablar, esta tardando demasiado en decidir si debo decir mi nombre porque no lo sabe o contestar a su pregunta inicial. Justo cuando saldrá algo de mis labios, Loren interrumpe, molesta de que le preste atención a alguien que no sea ella misma.
—¡Claro que está bien! No ha pasado nada— le contesta, luego voltea a todos los que aún nos miran en el pasillo— ¡No hay nada que ver aquí metiches! Largo, sigan con sus vidas si es que tienen algo interesante que hacer con ellas.
Y sé que está molesta conmigo, pero eso no le impide sacarme de allí a la fuerza. Empujando el brazo de Nathan con actitud a un lado y tomándome del mío para arrastrarme al aula de matemáticas, sin comentar nada más acerca del tema. Mi cabeza estaba empezando a calentarse por la discusión, pero ahora sólo ronda por mis pensamientos el hecho de que Nathan se preocupara por mi, cuando en realidad nunca me había notado. Pero eso basta para hacerme olvidar lo que sea que Loren me hubiese hecho sentir hace un mínimo momento.
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Bubble
Short Story"Quiero decir que mi vida era una estúpida monotonía, y la odiaba demasiado. Cada día eran repeticiones de días anteriores con mínimos cambios que no hacían mucho en realidad. Ahora cada día es más bonito por esa también estúpida app. Quiero que se...