Prólogo

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La pequeña disfrutaba de una tarde soleada en el patio de su casa junto a su pequeña familia conformada por su padre y su madre. Ana jugaba con su cometa mientras sus padres charlaban tranquilamente en la mesa, de vez en cuando reían.

Mariano, padre de la niña, llevó un vino añejado del año 1987 y le ofreció un poco a su esposa Laura, quien gustosa aceptó dicha atención por parte de su marido. Él nunca le compartía de sus vinos bien guardados bajo llave en la bodega.

Ambos bebieron un trago, y al instante Laura quedó pálida. A eso le siguieron convulsiones y sus pupilas estaban dilatadas, la mujer comenzó a gritar como si estuviera sufriendo de un dolor inimaginable y, luego de un minuto, cayó muerta.

Ana no comprendía que acababa de suceder, sólo comenzó a llorar e intentaba despertar a su mamá, a quien entendía por dormida. Mientras tanto, Mariano estaba en shock, su mente aún no procesaba lo que había sucedido, no le cabía el hecho de que su esposa hubiese muerto y él no hubiera hecho nada.

El hombre llamó a emergencias, y su difunta esposa fue trasladada a un sanatorio. Luego a la morgue, y en la autopsia determinaron que había fallecido por ingerir cianuro.

Según la policía, un suicidio, según Elena, homicidio, según la pequeña Ana, solo era la muerte de alguien que nunca podría recuperar, no le importaba quien hubiese sido el causante en ese entonces. Lo menos que podía esperar la niña era el apoyo de su tía y de su padre, y fue lo que menos recibió.

A cambio de la muerte de su amada madre, recibió cambios. Muchos de ellos.





¡Hola! Soy Vic, la escritora de ésta novela. Espero el prólogo se te haya hecho interesante, muy pronto vendrán nuevas actualizaciones que podrían ser de tu agrado, ¡espéralas!

Quiero saber que piensan de esta pequeña parte, así que, si gustan, dejenme sus comentarios para tener en cuenta sus opiniones.

Nos leemos...

—Vic🕊️

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