PRÓLOGO

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Llevo tiempo tratando de comprender como terminamos en esta situación de vida o muerte. Creíamos que esto solo pasaba en libros, que nada cambiaría jamás y que nuestras vidas solo se basaría en preocuparnos por lo que haríamos mañana para salir de la rutina. Pero nunca esperamos que esto pasara.

El doce de noviembre del año dos mil veinticuatro, a las dos y cuarto de la tarde tres misiles fueron lanzados a Sudán siendo el enemigo desconocido, continuando con países cercanos por aproximadamente dos horas hasta desaparecer en la caída de Nigeria. El desastre continuo con bombas nucleares en países diferentes y distantes de Europa. EL enemigo llevaba un patrón de estrategia que consistía en embestir cinco países de cada continente hasta llegado pasar el primer día.

Los ataques cada vez eran más seguidos hasta perder su patrón.

Misiles, bombas, aviones militares, etc. Todos provenían de diferentes partes, ninguno mostraba señal de su origen, lo cual desconcertada al gobierno y los ciudadanos. No podíamos hacer mucho, caímos bajo su poder. El miedo inundaba las calles y las bocas se llenaban de escándalos.

El seis de febrero fue declarada la derrota frente a los gobernantes; así fueron nombrados los hombres que aparecieron en el centro de las ruinas de Estados Unidos, rodeados de una especie de muro que daba puesto a un castillo.







Phillips Grace

He perdido la cuenta de la cantidad de veces que me he desertado en la mitad de una habitación oscura, sin saber quién soy, ni porque me encuentro en medio de cuatro paredes completamente blancas, conectado a millones de cables que cubren gran parte de dicho cuarto. Sintiendo ser observado por un par de ojos, aun cuando no se alcanza a destacar ni una puerta en este lugar.

Anhelo algo; lose. El problema es que no sé qué será.

Al cerrar los ojos escucho voces al mí alrededor. Para ser más específico dos voces: una niña y un niño. Y este último parece aferrarse a mis sueños.

Tengo una imagen algo distorsionada de este muchacho; aparenta tener aproximadamente unos veinte años de edad, alto, delgado y por alguna extraña razón me dan ganas de decirle algo. Abro mis ojos como platos y trato de reaccionar

¿Qué ha pasado?

Y como si la vida me golpeara, lo recuerdo, ese muchacho me ha dicho Chris.

¿Quién es Chris?, no lo sé. Lo que sé, es que es el nombre de la persona relacionada con todo esto.

¿Cómo lo sé?, porque me encuentro ubicado en medio de una cantidad de papeles que contienen su nombre y justo frente a mí se encuentra una pared que contiene un gran grafiti donde también se puede encontrar su nombre millones de veces.

Me levanto del frío suelo y con la esposa que cubre gran parte de mi tobillo, camino hacia el otro extremo de la habitación, donde se encuentra la pintura conformada por cantidades de letras y dibujos de diferentes tamaños. En la esquina inferior derecha se puede observar el famoso nombre escrito en una frase.

No Eric, no dejes que lleguen a Chris

Entonces ocurre nuevamente, el me habla; lo sorprendente no fue eso sino lo que dijo:

Cuidado, te vigilan

Tres palabras que lograron helar me la sangre en un santiamén. Como si se tratara de un reflejo, mi cuerpo se fue moviendo por si solo y termine dando una vuelta completa a la habitación con mi vista.

Nada.

Sigo sin ver nada más allá de cuatro paredes blancas que me rodean desde que tengo memoria, que por lo que tengo entendido y por extraño que parezca, no es más que unas cuantas horas.

Castillo De MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora