No te enamores, es una trampa.

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Una vez conocí a una chica. Era tierna, dulce, era preciosa en todos sus aspectos. Incluso su desorden mental era precioso.
Nos enamoramos, vivimos la historia de amor más bonita que nadie pudo imaginar jamás, sólo duró dos meses. Fueron los dos meses más intensos de mi vida, hace dos años me la encontré, despistada, en una plaza que suelo frecuentar y me costó volver a pisar.
Poco a poco le fui conociendo, tenía un desorden mental precioso. ¿Qué no era precioso en ella? Brackets, gafas, ojos marrones brillosos de tanto llorar en la soledad, pelo de colores, se tiñó el pelo de azul al conocerme porque sabía que era mi color favorito.
Poco a poco me di cuenta de que se parecía demasiado a mi, aunque yo le llevara seis años y ya hubiera vivido bastante más que ella. Era una niña incomprendida que calmaba su dolor de la única manera que sabía hacer, con las autolesiones.
Poco a poco, inconscientemente, empecé a meterme en su agujero negro. Mi pensamiento base era "una niña de catorce años no se va a cortar más que yo". Fueron dos meses preciosos pero horribles, acabé en un hospital psiquiátrico. Ni en mi ciudad, ni con mi gente. Completamente sola, perdida, dentro de ese infierno con peste a antiséptico. Tiró de mi tanto hacia abajo que las autolesiones se convirtieron en anorexia nerviosa y bulimia. Perdí el control como miles de chicas. Ana, Mia, Deb, Cat y Sue controlaban mi vida infernalmente. Solo quería estar con ella, tenerla a mi lado y no perderle nunca más.
Ella generó un sentimiento de odio hacia mí quizás demasiado fuerte. Yo estuve dos años perdida, llegué a tener disforia de género por falta de autoestima, perdí mi camino en todos los sentidos. Dos años de hospitales, psicólogos, antidepresivos, ansiedad que me mataba, tristeza infinita, soledad y verme completamente perdida.
Alcé la cabeza un día leyendo a Albert Espinosa, mi lema desde entonces es " al final de todo sólo te tienes a ti mismo, y sólo por eso te tienes que querer". Duraron poco esos trastornos por suerte, los psiquiatras psicólogos, familia y amigos lograron tirar de mi hacia arriba.
Ahora, tras dos años de estar completamente perdida, me encuentro frente a mi academia, escribiendo esto hacia no se quién, si a mi misma, a ella o a tod@s aquell@s perdid@s en este camino al que llamamos vida, otros le ponen otros nombres.

Al final de todo sólo te tienes a ti mism@, y sólo por ello tienes que luchar y quererte.

Así que realmente me gustaría poder ayudar. Con mis escritos, con mi historia, con la vida misma que es una puta de lujo: te quiere, te tienta, es preciosa pero al final te sale demasiado cara.

No mires atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora