Después de ti, nada fué igual.

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Tras los veinte, tras el TLP y tras todos aquellos intentos de suicidio afortunadamente fallidos, empecé a retomar mi vida empezando un ciclo nuevo, con gente nueva, en un lugar nuevo y sin nadie que me juzgara por mi pasado. Las dos primeras personas con las que hablé, resultaron ser unas engreídas, a cada segundo que pasa se crecen más. Hubieron problemas, llegué a salir de esa academia con miedo a que me pegaran. La ansiedad podía conmigo, decidí a finales del primer trimestre pedirle a mi psiquiatra empezar de nuevo con el metilfenidato, no quería seguir con estas gilipolleces de ansiedad, cabeza pensante y desesperación por no saber gestionar mi mente. Empecé con Concerta directamente, el rubifén era demasiado bajo para un adulto. Fui subiendo la dosis a cada paso de semanas, quizá demasiado rápido pero ese no es mi criterio, sino el de mi psiquiatra. Remontando académicamente y en mi vida personal, decidí escribirle a mi exnovio para pedirle lo que era mío. No era complicado pero antes no podría hacerlo y me sentí orgullosa de mi misma. Y mi actual pareja, mi madre y mis amigos también.
Actualmente estoy contenta, sin disforia, sin miedos, con la cabeza alta ante la vida y un autoestima que me cuesta creer que tengo. Por primera vez tras veintitrés años me atrevo a decir que soy feliz. Tengo mis miedos, como todos, no los habituales pues una vez que estás de la mano de la muerte siendo consciente realmente te da igual. Y yo he estado tantas veces años atrás con pastillas, con objetos atados al cuello o la muñeca abierta de par en par que realmente, no considero haber vivido todo. No he plantado un árbol ni tenido un hijo, tampoco está en mis planes lo último. Actualmente, tras esos lugares pestilentes a antiséptico y rodeada de verdaderos locos, puedo decir que estoy casi cuerda.
No quiero estar cuerda, una vez en una película escuche "sí, estás loca, majareta, pero te contaré un secreto, las mejores personas lo están." Gracias a Lewis Carrol y Tim Burton estoy contenta de estar loca. Agradezco vivir así en este mundo establecido de mierda y gente que te juzga por tu vestimenta o tu peinado. Que da por hecho tu orientación sexual o identidad de género por tu forma de actuar, gracias a ellos soy como soy.
Estudio en una academia que pretenden convertirte en una de esas fotocopias humanas, me limito a trabajar y ser yo misma sin importarme lo que piensen. Desde pequeña soy así, ya con quince años tenía una personalidad extremadamente fuerte, en un colegio lleno de fotocopias humanas yo llevaba una pulsera negra y gruesa que me llamaron la atención por ella, me limitaba a defenderme diciendo "tenemos derecho a llevar tres pulseras y yo llevo la que más me guste". No me dieron más la tabarra con eso. Una vez llevé unas botas de cuero a ese colegio, me volvieron a llamar la atención, esta vez me callé y acepté aunque no debí haberlo hecho, eran zapatos negros como normaba el uniforme escolar, pero ya me parecía excesivo discutir por eso.
Descubrí mi bisexualidad con una de las muchas profesoras de alemán que tuve, se llamaba Cat, era preciosa y sus ojos azules y su piercing de  la lengua me volvían loca. Llegué a ir a clases particulares con ella con tal de estar a solas un ratito. Fue bonito verla solo mirarme a mi a los ojos mientras me hablaba en ese idioma el cual a ninguna compañera le gustaba más que a mi. Gracias a ella continué con el alemán en una academia, tuve la oportunidad de mi vida de irme a vivir a Alemania con todos los gastos costeados, conocí a un grupo de personas muy agradable el cual todos ellos se hallan en Alemania actualmente acabando estudios y trabajo remunerados.
No he sido una niña feliz, ni mi adolescencia fue agradable. Mi entrada a la adultez ha sido dura pero actualmente puedo decir que tras drogas, autolesiones e intentos de suicidio, soy feliz quizá por primera vez en mi vida. Sin un padre biológico pero si putativo, sin unas compañeras que me aprecian pero feliz con quien tengo que serlo ya que apreciar lo que tengo me ha costado demasiado, y ahora me encanta ser como soy y a donde he llegado con mi esfuerzo y capacidad de superación.
Gracias, vida, por continuar a mi lado.

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