15- Final.

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Stiles.

Bailaba y meneaba la cabeza mientras batía con fuerza un jarrón de jugo.

–Y bate, bate, bate, bate, bate la limonada, ajam... - Canturreaba mientras seguía batiendo.

–Dios, ver esto es peor que el porno pago - Hablo Scott mientras me miraba desde la puerta de la cocina.

Detuve mis movimientos y lo miré con la mirada más fea del mundo, cosa imposible ya que soy una belleza andante.

–Callate, ¿No ves que hago una Super y deliciosa limonada? Cosa que tú jamás pudiste hacer bien.

Tome el jarrón que anteriormente batía y lo tapo bien segurito; –Ahora vamos y llévame a mi puestico de limonada.

Scott rueda los ojos y asiente de mala gana.

–Vamos, allá debe de estar Liam - Me avisa a lo que yo le encojo de hombros.

–Mira como me importa - Ruedo los ojos - Yo voy a ver a mi Papichulo de Derek - Sonrió como un bobo de tan solo pensar en él.

A los segundos puedo ver a Scott rodar los ojos nuevamente.

–Mira como me importa - Imita lo dicho por mi hace unos segundos a lo que golpeó sin fuerza porque soy un debilucho de primera, en su hombro a lo que él empieza a reírse.

–Ya vámonos - Digo de mala gana.

Al rato...

–¡Ahí viene! ¡Ahí viene! - Grito como toda una chiquilla adolescente; cosa que soy pero sin lo chiquilla. Mientras sacudo de los hombros a Scott.

–Si, dios, gritalo un poco más fuerte y la ciudad completa se entera - Dice mientras saca mis manos de sus hombros.

Dejo de prestarle de atención cuando veo a mi guapísimo novio acercarse a mi con su sonrisa de conejo y su cuerpo recién bañado.

"Dios, siento que me va a dar algo si sigo así"

Se situa frente a mi puesto sin dejar de sonreírme de esa forma.

–Hola - Dice con la voz un tanto ronca, debe estar sediento.

–Hola - Susurro de vuelta con mi típica voz de pitó cuando ando nervioso - ¿Una limonada?

Él ríe con tranquilidad y asiente suavemente con su cabeza.

–Por favor.

Asiento levemente y le sirvo un buen vaso de mi limonada hecha por mi, y se la paso con una pequeña sonrisa.

–La especialidad de la casa - Digo con una sonrisa.

Él ríe y toma el vaso de la limonada para después beberla toda de varios sorbos, pero, sin bajar el vaso.

–Stiles... - Murmura mientras me mira con una sonrisa divertida.

–¿Si?

–Vaya que si es la especialidad de la casa - Comenta burlón.

–¿Qué? ¿Por qué?

–Porque nuevamente... Tiene sal - Ríe divertido al ver mi reacción y besa suavemente mi mejilla.

Maldito seas Scott, ¡Cambio las etiquetas de los potes del salero y la azúcar!

Ya está hecho.

Es oficial.

El puesto de limonada no es para un Stilinski.



Fin.

Lemonade Stand [STEREK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora