VESTIDA DE AMOR PROPIO

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Ella no tenía

nada más que sueños

albergados dentro de

un corazón aventurero

Sus rutas las dibujaban

Las estrellas de cielos

oscuros

Sin luna y sin miedos.

Ella no conocía

De domingos de iglesia

O desayunos sentada

a una mesa

Era, simplemente,

otra okupa acurrucada

en una rincón

de aquella bóveda estrellada.

Él solía acompañarla

en sus paseos junto a la

ribera del río.

Le gustaba observar

su inocencia desnuda

y acariciar con su mente

la flor desteñida de

aquella tierna boca transparente.

Él soñaba con besarla

y robar de aquella piel

ese perfume que lo hacía

estremecer.

Ella, un día se marchó.

Debía continuar

haciendo la ruta de sus sueños.

Sabía que más allá de los puentes

se escondía algo más

que los fantasmas que la acechaban.

Se armó con sus ropas

de amor propio

y aquel manto

de intocable

que sólo cubre

a los fuertes que no

han tenido otra elección

que tener que serlo...

Él no pudo alcanzarla.

Su alimento era blanco

y sus huellas pesaban.

Sam Mezylv

VERSOS Y POEMAS / CUENTOS CORTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora