Jaejoong pertenecía a una familia de una élite privilegiada, desde muy pequeño fue preparado para hacerse cargo del imperio empresarial de su familia.
El creía que tenía todo en la vida, dinero, amor y belleza. Su vida está resuelta desde su nacimi...
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Pov Jae
"Nada más hermoso que una persona que te enseña cosas, sin hacerte sentir tonto por no saberlo. "
Era sábado por la noche en las calles de Seúl. Eran alrededor de las once cuando estaba traspasando las puertas de aquel restaurante. Tan pronto como estuve dentro el olor a café le lleno todo el lugar y una sonrisa se le formo en los labios al recordar la cita de la noche anterior.
Yoochun y Junsu me habían recibido con una gran sonrisa, pero no había ordenado nada ya que quería esperar por Yunho.
Todo parecía irreal; me había sorprendido a mismo aceptando por segunda vez salir con Yunho. Todo había sido extraño habíamos venido al restaurante y sus amigos me habían confundido con su «novio» ambos habíamos tenido un momento difícil y vergonzoso, estaba tan seguro que mi cara se tornaba quince tonos entre rojizo y malva de los avergonzado que estaba.
Yo había perdido la cabeza literalmente porque si mis padres supieran lo que estaba haciendo dos noches seguidas estaba muerto. Pero la emoción y la sonrisa no habían abandonado mi rostro incluso cuando Dara apareció en mi apartamento.
Había tenido que prácticamente echarla de mi apartamento para que me dejara vestirme y tomar una ducha. Ahora estaba sentado en la misma mesa mirando por el gran ventanal hacia el cielo estrellado.
Me había dicho que esto solo sería pasar tiempo con un amigo; y tener un poco de emoción y libertad en mi vida que se había vuelto rutinaria y nada más. Trataba de no pensar demasiado en la idea de que Yunho le pudiera gustar de otra manera que no sea como amigos. No era correcto ni para Dara y especial para Yunho. Él era sin duda chico más agradable, tierno y lindo que había conocido en toda mi vida.
Y lo que menos quería era hacerle daño.
Era increíble como Yunho podía hacer que hablara sin tanto esfuerzo. Podía ser yo mismo con él. Y tenía esta extraña sensación de que Yunho y yo nos conocimos de toda la vida. Cualquiera puede decirme loco pero era así como me sentía al respecto a Yunho.
Balance los pies debajo de la mesa. —Lamento llegar tarde— brinque en mi asiento cuando escuche su voz; había estado tan concentrado mirando fuera de la ventana que no me había percatado que Yunho estaba parada junto a la mesa.
—Lo siento. —se sentó. No quería asustarte. —su voz sonaba agitada era como si hubiera llegado corriendo todo el camino.
—No te preocupes —dije sonriendo.
Ambos intercambiamos sonrisas.
— ¿Estás bien?—pregunte al ver como asentaba su cabeza en la mesa.
—Sí. —levanto la cabeza. Es solo que corrí un par de cuadras al ver que estaba atrasado. —su voz era realmente apenada. No quería que pensaras que te deje plantado.
