| -Capítulo 11: Fin del caso- |

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Cora intentaba por todos los medios a su alcance el detener el flujo de sangre que ahora salía por el orificio de bala en su pecho, presionando con su jersey como le era posible. Entre el frío y la pérdida de sangre, a la pelirroja le estaba costando cada vez más el mantenerse despierta, pero lo intentó por Sherlock: no quería que su muerte pesara sobre su conciencia. El joven de cabello castaño continuó aquel duelo de intelectos con su profesor, ambos intentando adelantarse al primer movimiento de su oponente. El de ojos azules-verdosos continuó sujetando su espada en su mano derecha.

¡Eh Tar! ¡No eres más que un farsante! –le espetó en un tono serio el detective en ciernes, de pronto la ira arraigándose en sus palabras, la ira provocada por el disparo que había herido a la pelirroja de ojos castaños.

Y tú, Holmes, estás dejando que las emociones dominen tu juicio –replicó Rathe en un tono casi burlón antes de disparar de nuevo su arma, errando el tiro.

Sherlock entonces comenzó a caminar hacia su profesor, subiendo las escaleras que llevaban a él, mientras que Brandon soltaba la pistola antes de acudir a enfrentarse con el que fuera su alumno predilecto. Ambos hicieron chocar en ese instante el metal de sus armas, enzarzándose en una pelea encarnizada en la que solo podría haber un ganador. Sherlock hizo uso de su agilidad para descender a un nivel menos elevado, con Brandon persiguiéndolo de forma implacable. Ambos continuaron aquel duelo intentando gastar la menor energía posible.

–No puedes vencerme, Sherlock –sentenció Rathe con confianza, una sonrisa adornando su rostro–. Tira la espada y salvarás la vida de Cora.

Jamás –negó Sherlock–. La matarías tras matarme a mi, y prefiero morir peleando, aunque sea lo más doloroso del mundo entero. Nunca permitiré que vuelvas a tocarle ni un pelo de la cabeza.

–Muy bien –afirmó Brandon antes de suspirar–. Te complaceré –sentenció antes de volver a chocar sus hojas con celeridad, comenzando una serie de combos de gran velocidad, que el joven apenas tuvo tiempo de bloquear–. Vamos, Sherlock, ¿no lo sabes hacer mejor? –inquirió con una sonrisa burlona–. ¡Luchas como un niño! –exclamó, intentando minar la confianza del muchacho de ojos azules-verdosos.

¡Has perdido todas las batallas, Eh Tar, y esta no será la excepción! –replicó Sherlock con confianza, contraatacando sus estocadas con técnica, la misma que le había visto utilizar en sus clases–. Todos tus sueños se han ido abajo: el templo, Sebastian, el Rame Tep... ¡Todo se ha perdido para siempre! –exclamó, logrando acertar con su estoque en su mejilla, infligiéndole una herida como la que él le hiciera con su anillo en su último combate.

Brandon de pronto se colocó la mano izquierda en la herida, observando la sangre que brotaba de ella, antes de recordar las palabras de Sherlock: había perdido todo, incluso a su hijo... Su único hijo. Aquello pareció hacerlo enfurecer de sobremanera, comenzando de nuevo otro ataque, el cual los llevó rápidamente al interior de una tienda cercana, donde Brandon perdió su espada, optando por agarrar un garfio. Rathe atacó a Sherlock con el garfio, intentando herirlo, aunque el joven logró esquivar sus embistes.

–Sí, Sherlock, ¡sigamos peleando mientras la vida de tu querida Cora se escapa entre sus dedos! –exclamó Brandon con un tono de disfrute en su voz, claramente extasiado pro el dolor que aquellas palabras parecieron provocar en el muchacho.

De nueva cuenta en el exterior de la tienda, habiendo recuperado el hombre su espada, su combate los llevó al río helado, en el cual continuaron peleando. Una vez sobre el hielo, tanto Brandon como Sherlock parecieron golpear éste en unas cuantas ocasiones, hasta que Sherlock fue empujado por su profesor, cayendo de espaldas y perdiendo su espada. Sin que ninguno de los dos se percatase de ello, el hielo había comenzado a resquebrajarse por su peso. Por su parte, la pelirroja de ojos castaños ya había perdido la consciencia producto del frío y la pérdida de sangre.

Lo Que No Nos Dicen del Amor (Sherlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora