Sherlock ahora observaba el techo del aula en el que se encontraba, habiéndolo encerrado en ella la Sra. Dribb, con la pelirroja lejos de él. Se sentía perdido sin Cora allí. Ahora tan acostumbrado a su presencia, le costaba admitir lo mucho que la extrañaba en aquella oscuridad... Tras suspirar se sentó en la cama que le habían proporcionado. ¿Acaso iba a rendirse antes siquiera de resolver aquel caso? ¡Ni hablar! Se levantó como si de un resorte se tratase, acercándose a la ventana que daba al patio universitario, comprobando para su buena suerte, que la Sra. Dribb había olvidado cerrarla con llave. Tras abrir la ventana con calma y lo más silenciosamente que pudo, Sherlock saltó al exterior, comenzando a buscar el lugar en el que retenían a la muchacha pelirroja. Por su parte, Cora estaba en la habitación contigua a la de la Sra. Dribb, también encerrada con llave. Por suerte pata ella, había logrado esconder su teléfono móvil de la vista de Morán y la enfermera, con el cual decidió comunicarle al tío Rudy su situación, prometiéndole éste que los encubriría ante los padres de Sherlock, expresándole su más sincero apoyo, deseando que resolvieran el caso para que así ambos recuperasen su vida académica. Sherlock no tardó en localizar la habitación en la que su compañera pelirroja se encontraba, colocándose frente a la ventana de ésta.
–¡Cora! ¡Cora! –la llamó en una voz queda, con la pelirroja abriendo la ventana, dejándolo entrar–. ¿Estás bien? –le preguntó el chico, tomando su rostro entre sus manos.
–Sí, estoy bien, pero... –comenzó a decir, posando sus manos sobre las suyas.
–¿Pero, qué?
–No puedo evitar pensar que todo esto es culpa mía –se explicó–: si no hubiera hablado con Sebastian...
–Tonterías –dijo él, besando su frente tras un instante dubitativo–. El profesor Brandon es muy agudo. Tanto como nosotros. No le bastó más que hacer la conexión entre tu comportamiento y mi marcha. Estoy seguro de que Sebastian no le dijo nada importante. No me cabe la menor duda de que realmente se preocupa por ti, aunque esto ultimo me desagrade muchísimo... –comentó–. Al fin y al cabo, eres mi... Novia –concluyó, utilizando al fin aquella palabra para describir su relación con ella.
–Oh, Sherlock... –se emocionó Cora, sonriendo como si le hubieran dado el mejor de los regalos, antes de besar al castaño, quien reciprocó el beso con cariño–. Debemos apresurarnos –le dijo una vez rompieron el beso por falta de aire–: yo me encargaré de registrar el desván de Waxflatter en busca de cualquier tipo de pista que nos ayude contra el Rame Tep, pero primero tenemos que salir de aquí.
–Me parece correcto –indicó, antes de forzar la cerradura de la puerta de aquella habitación, saliendo ambos del edificio–. Ten cuidado.
–Tu también –replicó ella antes de compartir un abrazo y separarse, caminando en direcciones opuestas.
Sherlock apenas tuvo que esforzarse por encontrar la casa de aquel hombre: Chester Cragwitch. El único superviviente de aquella foto. El único al que el Rame Tep aún no había asesinado con su mortal dardo. Mientras caminaba por el camino nevado que conducía a la casa de Cragwitch, Sherlock tuvo que resguardarse de pronto, pues un tiro resonó en todo el lugar, apenas esquivando la bala por pocos centímetros.
–¡Marcharos, Rame Tep! –exclamó el Sr. Cragwitch–. ¡Fuera de aquí, asesinos! ¡No me cogeréis!
–¡Señor! –exclamó Sherlock tras alzar las manos en señal de rendición, atreviéndose a salir de su cobertura–. ¡Sr. Cragwitch! Era amigo del Sr. Waxflatter.
–Te conozco: siempre estabas en el desván con él, y eres el que me vio en el cementerio, junto a esa muchacha pelirroja –lo reconoció el hombre, por un momento dejando de lado su escopeta–. ¡Márchate! ¡Soy un hombre peligroso!
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Lo Que No Nos Dicen del Amor (Sherlock)
FanficSpin-off de Mi Hilo Rojo del Destino. Tras años de estudio y preparación para su ingreso a la universidad, Cora al fin parece haber logrado su primer objetivo para convertirse en docente. Al igual que sucedía en su niñez, su aspecto e intereses va...