"El Caso Del Señor Wallace"

CAPÍTULO 3: " CULPABLE : FIJADO"

En ese momento, me dediqué a preguntar en la comisaría, la ubicación de la patente y el propietario del auto.

Entonces la radio me contestó, "la patente pertenece al señor de Samuel Hernández, de 34 años. El auto esta en movimiento, le avisaré cuando el auto se detenga. Espere, el auto acaba de detenerse en la calle Hallway 5475."

Sin pensar, volví a mi auto y me fui al lugar del vehículo del culpable. Llegué lo antes posible, tardé como unos 20 minutos en llegar. Me sorprendí e angustie al darme cuenta de que el lugar era una bar. El bar "NorthBeer", el mas famoso de la ciudad. Pero, ¿que podría tener de malo? Solo hay como 50 personas adentro del bar, pero nada más. Suficiente para perderme en el bar y dejar escapar de nuevo al culpable.

Entré y esta vez, muy rara vez, había poca gente. Por suerte. Le pregunté al señor de la barra si había visto al culpable. Le describí el aspecto del culpable y me dijo que si lo había visto. Me dijo que había entrado y que estaba sentado en la ultima mesa de la fila. Ya una vez cuando lo vi, fui a dirigirme a su mesa y me senté en la segunda silla de su mesa, y, empecé con el interrogatorio. Mientras hablaba me cubría la cara con mi sombrero, ya que la el bar era como un disco, así que había personas bailando y la luz estaba apagado, imagínense  un boliche. Bueno de esa manera.

-Buenas. Le dije

-Que quieres?

- Como te llamas?

-Me llamo Juan.

-No me mientas.

-Me llamo Samuel, que quieres?

-Quedas detenido por el asesinato del señor Wallace y por tratar de escaparte de la policía, no puedes escapar, ya te tengo.

-Que!? ¿¡Que dices!? Yo no he hecho nada, no tienes pruebas de eso.

-Claro que tengo pruebas. Tu eres Samuel Hernández y compraste un arma SMITH AND WESSON, número S71893.  Arma que estaba en la escena del crimen. Le recomiendo que si va a hacer un asesinato se las ingenie mas para que no le atrapen.

- ...

-Porque lo mataste?

- Lo tenía merecido, me debía mucha plata.

-De que tipo de "deuda" estamos hablando? ¿Porque te debía plata?

-Wallace estaba seco. Necesitaba a alguien que lo ayudé con sus problemas económicos, entonces yo me le ofrecí. Lo conocía de unos negocios.

-Y? Sígueme contando, por favor.

-El tema es que eran mas o menos unos 100 mil dólares. Y pasaban los años y no me los devolvía. Yo también me estaba seco de plata así que necesitaba el dinero lo antes posible. Pero no llegaba su dinero.

- Y qué pasó?

-Un día me topé con el en la calle y le pregunté cuando me iba a devolver la plata, pero solo me ignoró y siguió su camino. Se ve que, con su negocio de perfumes, le iba perfecto y no quería deudas, pero se estaba olvidando de la mía y él lo sabía. A si que estaba ya enojado con él así que me volví a topar con él y le recordé, pero me dijo, "No se quien eres, no me digas mas eso o sino tendré que llamar a la policía." Así que me encargué de matarlo.

- Estabas seco de plata, ¿¡Pero no estabas seco para comprar un arma!? Yo creo que tu le quisiste robar y te salió mal.

- ¿¡Que?! Me compré el arma con unos ahorros que tenía ahí en casa.

- Claro...

- Mira hermano, no quiero ir a prisión. Te puedo dar un cheque o te puedo dar en efectivo. Por Favor oficial.

-Me gusta la idea...

-Gracias, de veras oficial.

- Ya encerio,Quedas detenido por el asesinato del Señor Wallace, tratar de escapar de la policía y encima, trato de soborno. Todo para unos cuantos años en prisión.

-Que!? ¡¡¡DIJISTE QUE ACEPTABAS LA PLATA!!!

-Nunca dije, " acepto el dinero." Además, no me gustaría que luego me mates porque no te devolví la plata del soborno. Vamos a la comisaria.

-Hijo de...

Josué Urso, una vez más vuelve a atrapar al culpable de la ciudad.

El culpable Samuel Hernández , es encerrado en la cárcel y sentenciado a 15 años de prisión por el asesinato de El Señor Wallace, trato de soborno y trato de fuga.

FIN. 

Fue una historia muy corta, pero a mi me gusto para ser mi primera publicación en Wattpad. Me gustaría que lo voten y que lo compartan ya que esta historia esta en el rankin #1 en criminales.

Gracias,

Eliseo Kohan.