Cuando el demonio lo tumbó sobre la cama y su espalda se encontró con los almohadones, le acarició el pecho; parándose al encontrar los lunares que formaban pequeños triángulos, dejando pequeños besos, apenas caricias, aventurándose a lamerlos con la punta de la lengua. Azirarel adoraba lo pálido de la piel de Crowley, también la tibieza de su piel y ese aroma a sándalo que despecía su cuerpo cuando estaba excitado.
Crowley se recostó de lado, obligándolo a hacer lo mismo. El ángel se sonrojó cuando buscó a tientas la erección de su compañero, había pasado tanto desde la última vez que había tenido su miembro entre las manos.
Sabía lo que le gustaba a Crowley; conocía sus debilidades, sabía que disfrutaba cuando le apretaba la punta del miembro y que, cuando estaba a punto de correrse, le apretara lentamente los testículos. Y por más que este se odiaba por ello; por más que se perdía a ratos entre los gemidos, azotes en el culo, el ardor de los rasguños en su piel y el golpeteo de sus caderas haciendo eco en la habitación: empezó a rezar.
Porque nadie, nunca, supiera la forma en la que el cuerpo de Crowley encajaba con el suyo; ni la forma en la que chillaba cuando la lengua vípida del demonio se encontraba con sus pezones y este se entretenía escuchándolo gemir y revolverse bajo su cuerpo.
No quería que nadie viera las marcas amoratadas que dejaba en su piel; tampoco que escucharan la forma en la que se le cortaba la respiración mientras masturbaba al más alto y este le complacía dilatándolo con un dedo humedecido en su propia saliva.
Rezó, también, porque no vieran la forma en la que, un Crowley a punto de correrse se incorporara para acabar en su cara, cómo Azirafel le rogaba que lo hiciera; ni como se besaban entre el sabor de Crowley y sus lenguas.
También porque, cuando el demonio lo penetraba, no dejara de mirarlo a los ojos, ni de apretar sus cuerpos con fuerza cuando producían un sonido húmedo y él hundía el rostro en su cuello.
Y rezó, por último, porque Crowley lo amara. Aunque fuese en silencio, en secreto, aunque antes prefiriese abandonarlo a decirlo en voz alta. Porque la forma en que lo abrazaba, como le llenaba el rostro de besos y deslizaba las manos por su cadera, sus muslos, su culo desnudo, no era la forma en la que un demonio sediento de placer carnal lo tocaría.
Porque tenía fe en que Crowley había empezado a tocarlo de forma distinta desde hace tiempo y Azirafel cerraba los ojos, acostado en el pecho del demonio, dejando que esa ilusión le invadiera y lo guiara a un sueño que no le hacia falta pero que, sabiendo que a Crowley le gustaba tanto, podría encontrarlo en sueños e imaginar que así, abrazados y con las piernas entrelazadas en la cama, el demonio le susurraba: te amo...".
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PILLOW TALK
FanfictionEste fan fiction toma lugar en una parte específica del libro de GOOD OMENS: justo en el momento en el que Crowley deja a Azirafel en su tienda de segunda manos tras intentar buscar registros del nacimiento del anticristo. Los dos ven el libro que A...