3: Hydromania

64 6 0
                                    

El agua salpicaba y los niños gritaban jugando en los grandes juegos junto a sus padres. Se había convertido en un lugar lleno de turistas de diversas partes del mundo generando grandes ganancias para los propietarios.

—¿Qué deberíamos hacer primero?

—Cambiarnos ¿no crees? No vamos a meternos con esta ropa —Ten levantó la abultada bolsa mientras se desviaba hacia los vestidores, a lo que Johnny lo siguió apresuradamente.

—Bueno, dijiste que tenías una prenda extra ¿podrías prestarmela, por favor?

—Toma, John —Ten sacó de la bolsa un short rojo decorado por un patrón de flores tropicales. El sentido de la moda de Seo se vio perturbado por tan peculiar diseño de colores tan brillantes y llamativos. Ten por otra parte, seguía esperando a que el mayor tomara el traje para ir de una vez por todas a cambiarse— ¡Por Dios Johnny! —reaccionó y tomó la prenda, indignado sin expresar su disgusto.

Salieron de los vestidores uno antes que el otro, Johnny con su exagerado diseño cuyo tamaño quedaba a la perfección, y Ten con un sofisticado traje de apariencia lujosa, de color azul cielo y una cinta de marino.

Se pasearon juntos sobre las extensas y grises aceras buscando un lugar decente cerca de alguna atracción emocionante. Bueno, no de cualquier juego.

—Johnny, tengo un lugar especial en mente, creo que ya puedes verlo desde aquí —no muy lejos se apreciaba desde el suelo dos grandes toboganes con una característica forma similar a dos serpientes enredadas.

—¿No crees que es demasiado exagerado subirse ahí? —dijo Johnny algo nervioso, pues las alturas no eran exactamente su mayor pasión; de haber sido por él, se hubieran ido a la piscina.

—¿Acaso eres un cobarde? Eso no es nada para mí, y no pienso obtener un no por respuesta, hace tiempo que quiero subir al Big River y no vas a detenerme —Ten decía algo molesto por la actitud de Seo. Solo podía mirarlo sin darle una respuesta al chico— ¡Aquella mesa! Tenemos que tomarla antes que nadie.

Apresuraron el paso y colocaron la bolsa de Ten sobre la mesa. Ten estiró los brazos hacia el cielo y señaló las largas escaleras que llevaban a lo más alto de los toboganes— ¡Vamos ya, no quiero perder más tiempo!

—Vamos entonces —Johnny no tenía alternativa más que acompañar a su nuevo amigo, quien parecía ordernarle como si de su nueva mascota se tratara, aún siendo éste mayor que él.

Subieron escalón por escalón hasta llegar a la cima de la torre. Tomaron un inflable lo suficientemente grande para el tamaño de ambos y lo colocaron justo en el principio del tobogán descubierto.

—Te haré un favor e iré en la parte de enfrente Johnny— Ten se sentó cuidando que el inflable no se resbalara en lo más mínimo. Johnny se agachó y posó sus glúteos pegando su entrepierna a la espalda del muchacho, con sus alargadas piernas por debajo de los brazos de Ten, provocando un ligero golpe que, sin querer, impulsó el inflable haciendo que cayeran rápidamente en el agujero.

Ten gritaba de alegría y las grandes emociones que le provocaba caer entre el agua y la luz del sol cada vez que pasaban por una sección sin techo, mientras que Johnny gritaba simplemente de miedo, casi soltando una ligera cantidad de orina y una que otra lágrima. Tan cerca del fin, Johnny se soltó en un decuido y apretó fuertemente a Ten. Cayó del inflable provocando que el chico hiciera lo mismo.

Desde afuera se apreciaba una pequeña balsa inflable salir por el tobogán, aterrizando suavemente sobre el agua. Justo después de eso, Johnny y Ten cayeron uno encima del otro dentro de la alberca casi tan rápido como para golpear el suelo. Haciendo un esfuerzo por respirar salieron ambos chicos de la piscina y se sentaron a la orilla.

—¡¿Qué te sucede?! —Ten miró con furia a los ojos de Seo y con su mano izquierda dejó ir un no tan fuerte golpe sobre su cabeza.

—Lo siento, lo siento —Johnny se soltó a carcajadas provocando lo mismo en su compañero.

—Eres increíble, John ¿no tienes una forma mejor de sorprenderme?

—Lo mejor está por verse, amigo. Oye, tengo una duda ¿Ten es tu nombre real?

—No no, es mi apodo, todo el mundo me conoce por eso, y nunca menciono mi nombre real por ser demasiado largo. Soy Leechaiyapornkul, Chittaphon Leechaiyapornkul.

—Wow, enserio, eso es demasiado largo, seguiré llamandote Ten.

Se quedaron platicando un rato entre risas y regaños. Se levantaron hambrientos y se dirijieron al restaurante cercano. Tomaron una mesa cercaba a la entrada, observando el menú por un rato.

—Quiero algo picante, no lo sé, quiero camarones.

—No es por presumir, pero traigo uno enorme aquí abajo —Johnny señaló sus ingles haciendo que Ten se carcajeara de su poco inocente chiste.

—Ese ya me lo comí por completo, querido —llegó el mesero y ordenaron una mediana variedad de mariscos lo suficiente para llenar a una familia 4 personas— Por cierto, yo pago aquí, no quiero que pienses que me estoy aprovechando de ti.

—No me molesta pagarte las cosas, Ten, para algo existe el dinero, no pienses en eso.

—Creo que estás siendo demasiado generoso por ahora —sus platillos fieron servidos en ese instante.

—Es mejor que comamos ahora Chittaphon —sonrieron el uno al otro.  Tomaron sus cubiertos y disfrutaron de cada ingrediente, de cada sabor que tenían frente a ellos.

El atardecer brillaba con cálidos tonos de naranja y amarillo. Ten quería seguir divirtiéndose un poco más, pero las responsabilidades de Johnny como empleado de cierta compañía no le permitían quedarse por mucho. Necesitaba llegar lo más temprano posible a su pequeño departamento y tomar un descanso antes del atareado día que le esperaba.

—Ten, no quiero ser esa clase de persona —Johnny miró al chico nerviosamente— pero tenemos que irnos, son casi las 4 de la tarde, en lo que llegamos va a anochecer.

—Ya que, bueno, fue un buen día, no puedo quejarme —Ten resistió sus impulsos. Sabía que a diferencia de él, que tenía ingresos de fuentes no muy bien vistas, Johnny era un hombre de oficina.

Se cambiaron de ropa, se retiraron del parque acuático y tomaron un taxi que los llevara a la ciudad. Johnny dejó a Ten frente a su departamento, despidiéndose casualmente de él desde adentro con un simple pero significativo "fue increíble estar contigo, espero podamos volver a vernos".

—Ya tienes mi número de teléfono —las ventanillas se cerraron y el taxista arrancó en camino al centro de Roma, al apartamento de Johnny Seo.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

Mañana no. 4 :3

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 16, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Solitaire  // JohntenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora