Parte Única

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—Señor...— la madera crujió y el bote se removió con ondulantes movimientos rítmicos causados por las olas que impactaban la orilla.

El guardia que había sido abordado ese día compensaba con su mano en la frente la torrencial lluvia que le impedía ver con claridad.

Al divisarlo sintió una profunda pena, el pecho se le calentó de lástima y sus pies se movieron automáticamente colocando una manta alrededor del delgado hombre.

"Espero que el recado le haya llegado en las auroras, cuando el sol es gentil y sus delicados pies andan con cuidado por los peldaños de la mansión...

Su cabello era cada vez más cano, y su piel se agrietaba, dicen que por la humedad y la sal del mar.

Es para mí muy difícil lo que debo trasmitir en esta justa, porque con ella van todos mis respetos y el honor de servirle a su marido...

—Señor Baekhyun... la cena está servida— anunció el comandante, su informe fue ignorado, como casi siempre.

Es que no le gustaba que las personas lo interrumpieran, el señor Byun esperaba pacientemente a que el torrencial terminara y poder zarpar hacia él, los labios le dolían por besarlo, los brazos le pesaban por abrazarlo, sus ojos estaban cansados...

Cansados de ver tanta mar y no verlo llegar a él.

Esta mañana el juicio se ha perdido, mi señor, lo siento...

Chanyeol era alto, y su espada se blandía contra quien sea que se le acercara, sus ojos se achicaban preciosamente tras una sonrisa sincera y sus brazos se amoldaban perfectamente a su cuerpo por las mañanas, cuando lo miraba despertar, cuando le sostenía y le decía "Sigo sin entender cuál de las guerras que gané era tan importante, cuántas vidas salvé en mi existencia, como para tenerte, belleza, cuan afortunado soy por ver el sol salir en tus ojos y mostrarse con fuerza para mí."

Chanyeol lo amaba.

—Sabe... antes de que me diga que me largue nuevamente, quiero que sepa que las misiones de las personas terminan y las otras siguen teniendo las propias— le dijo el gran guardia con la voz grave y trémula, casi con coraje, casi con enojo.

Es que era desesperante ver la belleza del señor Byun opacarse frente al movido mar, y no poder hacer nada.

—Sehun— su voz sonó ronca quizá por la tristeza, por la falta de vida, por no haberla usado en algún tiempo...

Han manipulado las leyes y dejaron de lado las intenciones del duque para cegarlo y darle en su punto débil, no me cansaré de expresarle que realmente lo siento muchísimo, que Dios sabe cuánto yo daría por estar en su lugar... La tarde fue fría y cómoda, se le ha celebrado santa sepultura a las cuatro horas de la tarde.

El viento sopló y la balsa volvió a moverse, el frío deshielo del clima le congeló los pies hasta los tobillos, sus manos estaban agrietadas y el gran guardia solo pudo encogerse ante el llamado.

—Todos tenemos una misión en esta vida— le recordó sabiendo que había comprendido.

Mi más sentido pésame, y mis condolencias con todo el respeto que se merece su persona."

Su delicada y blanca mano se alargó suavemente hasta el rostro del soldado y tocó desde su sien hasta su barbilla varonil.

—La mía siempre será esperarlo a él— su voz se suavizó y cayó varias octavas, la mirada no se le aguaba más. Levantó la cara con pesar percatándose del valiente soldado, día con día lo arropaba cuando su querido Chan lo dejaba por las mañanas— Algún ocaso Park Chanyeol me confesó con la voz muy triste que sin mar él no sabría vivir— el recuerdo lo hizo sonreír — Aquella mañana el gran duque lo había condenado a casarse y le prohibió dejar la expedición por hacerse cargo de un castillo y de mi fortuna.

—Señor Byun...

—¡Oh! aquella ocasión pensé que jamás iba a obtener su perdón— remilgó con una voz queda, llena de nostalgia

Oh Sehun, segundo al mando y el más joven guerrero de las tropas del Duque Park no tenía idea de que era lo que pasaba por la mente del Duque Byun, joder, Sehun estaba dando la vida por ese hombre, Sehun estaba queriendo protegerlo de todo y de todos, de quitarle tanto mar de los ojos y hacerlo tocar la tierra del bosque con los pies descalzos, Oh Sehun amaba la tristeza de Byun Baekhyun, le gustaba su andar ligero y la forma en que su voz grave salía de sus labios cuando ordenaba estrategias en el campo de batalla, dicen las leyendas que siempre fue Byun el estratega tras todas las batallas ganadas del gran Duque Park. 

Sehun admiraba a Baekhyun, la fuerza en su mandato, amaba que ayudara a su padre herrero para darle mantenimiento a todo el ejército del Norte, amaba la dulce melodía de su canto cuando se levantaba en las mañanas a pasear por el basto jardín del castillo, Sehun se atrevió a amar desde sus catorce precarios años a Baekhyun, cuando por primera vez lo vio, estaba ahí, precioso de la mano del gigantesco hombre que era su esposo, y los dos se miraban con tanto anhelo, como si se extrañaran aún estando cerca, aún mirándose por las mañanas, aún tocándose. Sehun se atrevió a amar a Baekhyun cuando tuvo dificultades, en sus enfermedades, en su soledad y en su duelo, ahí, cuando sus ojos se llenaron de mar y su aliento era frío.

Sehun se atrevió a amar a Baekhyun en su debilidad y vulnerabilidad, cuando poco a poco fue perdiendo la razón al saber a su esposo fallecido y Sehun jura que no hubo dolor mas fuerte que ese, entonces también lo amó.

—No creo que el Duque Park alguna vez lo haya odiado, mi señor—dijo —El duque era un hombre cabal, aprendí de él, y él me decía cuánto de su corazón tenía en sus manos, señorito —Sehun no supo si fue empatía o las rodillas ya no le funcionaron pero tuvo que poner una en el suelo para acercarse al hombre pequeño y tomar una de sus manos — El sabía que el mar no era su hogar, porque su hogar estaba con usted, a su lado, porque lo amaba.

Byun sonrió y lo miró a los ojos, pasó una de sus pálidas manos sobre el rostro de Sehun y besó su mejilla —Entonces entiendes por qué no se ha ido... — dijo perdiendo su mirada en el océano— viene cada vez que la marea toca el agua, me hace sonreír con la espuma sobre la blancura de la arena, y por las noches, cuando la luna llena se alza poderosa sobre mi cabeza, el viene y me besa con locura... hasta que amanece, entonces espero que se repita una y otra vez.

Por las mejillas de Oh Sehun se resbalaron cristalinas lágrimas que le dedicó a la memoria de Park Chanyeol.

Así fue que abrió sus ojos... Y se encontró solo sobre la barca.

Por el amor que alguna vez le tuvo a ese gran hombre y surcó su rostro una bella sonrisa, por su vida y por sus proezas.

—Cariño, volvamos a casa— la dulce voz de su esposo lo acogió sintiendo sus brazos enredarse en su cintura, día con día sin quejarse de que haya traído esa balsa cuando el señor Byun murió, sin reñirlo al verlo llorar, amándolo profundamente se atrevió a soltar un suspiro.

El hombre grande tomó las mejillas de su maravilloso esposo y lo besó —Es momento de regresar, ¿cierto?

Gracias...

El gran mar || ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora