Capítulo 2: ADIÓS.

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El tortuoso silencio que se había cometido entre mi madre y yo era insoportable, a pesar de que estaba acostada en los dos asientos aun me sentía cansada como si hubiera estado mucho tiempo parada. mi cara comenzó a arder mas en la parte frontal de frente, lleve mi mano a aquella zona y claramente confirme que estaba algo acalorada. la fiebre estaba haciendo efecto en mi pequeño cuerpo. 

No me puedo molestar a decirle a mamá, la caja quedo aplastada (No literalmente) bajo de  mis pies ya que con mis dedito la estaba impulsado a que quedara mas entre la puerta del auto contra mis pies, maldición, no debí de comer esa hamburguesa tan temprano.

— ¿Morgan?...— mamá me habla sin mirarme, no quiero que me vea con cara de muerta. Me pongo recta dejando de molestar la caja y con mis dos manos en mi estomago trato de acercarme un poco mas a ella.

Me siento tan avergonzada por pedirle algo así, no es como que salgo mucho de casa y hago mis necesidades en cualquier lugar en el que vamos. La hora de ir al baño había llegado y esos chistes que mamá había hecho hace unos minutos atrás estaban ahora mismo sonando en mi cabeza de nuevo.

¿Porque no se podían pedir una casa más cerca? O porque no ¿Había lugares más cercas para ir al baño? Bueno, ay mucho sentido. Nadie haría un lugar en donde no vive literalmente nadie (nosotros no vamos a contar) mis ojos viajaron abajo un poco arrepentida.

— ¿Ya necesitas ir al baño?...

Mis mejillas se incendiaron de un rojo carmesí por la vergüenza, maldición, ni siquiera puedo decir que quiero algo que TODO el mundo hace a diario. Tardé un poco pero asentí un poco insegura, mamá me sonrió pareció que bajo la velocidad y lentamente se hacía a un lado del camino.

— vamos, pero no muy lejos. Debemos llegar a la hora que nos dieron...

¿Hora que nos dieron? ¿No vamos a irnos a la hora que queremos? Ese viejete con el parche en su ojo izquierdo de seguro tiene algo que ver con todo. Mamá al parar el auto pareció que sacaba algo de algún lugar del auto y lo ocultaba bajo su ropa, eso me pareció muy extraño y sospechoso altamente sospechoso.

— ¿Que es eso lo que metiste bajo tu ropa mamá?...— solté sin importancia al tema a pesar de que pensé que era sospechoso y por esa razón no debo decirlo.

Maldigo mi boca.

Un silencio se cometió y mamá volteo a verme, supongo que no pensó que yo notaría que metería algo bajo su camisa, ella sonrió de manera falsa.

— es por si nos metemos en problemas...ya sabes, por si ay monstruos...o animales.— ¿Animales? Ya dijiste monstruos prepárate para que vayas al baño con una niña traumada.

Mis pies hicieron contacto con el suelo, al fin pude sentir aire fresco a pesar de que mamá me sostenía de la mano y me prohibía ir corriendo o muy lejos de ella; me sentía libre, como cuando me despertaba temprano para salir afuera a jugar.

— ¡No tan deprisa, cerca, nada de ir muy lejos!.

la mano de mamá trataba de detenerme pero yo con todas mis fuerzas trataba de alejarla un poco del auto que estaba empezando a odiar. Ella parecía aterrada de no saber como pararme, yo no era muy fuerte y mamá tampoco era muy débil, supongo que era porque llevaba zapatos con puntas y temía de que nos caigamos y nos golpeamos con algo. 

--- ¡¡MORGAN, ESPERA!!.

me solté. pero tampoco es para que me vaya corriendo como rayo, ni que haya estado en cautiverio por mucho tiempo, solo me aleje de mamá unos pequeños metros, ella se alejo de mi y se veía que regresaba hacia el auto...mi corazón se rompió ¿Me estaba abandonando?.

Querido Hermano Mayor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora