La mañana ya había llegado finalmente, la noche entera fue una eterna pesadilla para Hanah quién no logró atrapar el sueño sino hasta muy tarde por la madrugada.
Exhausta se vió obligada a despertar gracias a los luminosos rayos de sol que traspasaban el cristal de su ventana, hasta su rostro desnudo apoyado en su almohada babeada.Bostezando estiró su cuerpo y seguido se sentó al borde la cama, meditando si era buena idea ir a trabajar o simplemente llamar con la excusa de que estaba enferma.
Hanah no era más que una chica común con grandes expectativas hacia el mundo que la rodeaba, venturosa y soñadora, cómo cualquier chica joven.
Vivía sola y podía con sus gastos, se dedicaba a trabajar todo el verano y con eso ahorraba, estaba acostumbrada a su estilo de vida. Tenía amigos, lo típico. Pero siempre iba por más y aunque la vida le diera la espalda incontables veces en el pasado, ella contaba con que todo lo malo no dura para siempre.Se levantó y entró al baño; pequeños cabellos pegados a su mejilla, rastros de baba por la comisura de sus labios y obviamente no puede faltar.. el mal aliento.
— Te ves genial.— Dijo para si misma en el espejo, riéndose de su alocada apariencia.
Luego de ducharse su celular sonó a lo lejos, cuando se acercó a tomarlo la sorpresa en su cara fue digna de una foto.
Estaba tarde.
La pobre chica entró en pánico, no le dió tiempo de arreglarse apropiadamente así que sólo tomó la primera camiseta que encontró—que quizás no haya sido lavada en días—junto con unos jeans ajustados.
Su celular volvió a sonar, pero esta vez era una llamada entrante.
—¡Ya sé, ya sé! No encuentro las llaves.. sólo dame un momento.— Contestó mientras corría por todo el departamento arreglando su cabello y desesperada por la desaparición a último minuto de lo más importante.
Finalmente las localizó, tomó su mochila que portaba su uniforme y salió a esperar el ascensor.
— ¡Miren a quién tenemos aquí!—Se le escuchó decir a un chico alto y castaño al borde de la acera. Ella sólo le dió mala cara acercándose hasta él.— No me digas que te volviste a pasar la noche viendo a tus muñequitos..
— Se llaman Idols, genio. Y no, sólo llegué tarde a casa, es todo.
— Ya veo.. Bueno, si no nos vamos ahora también llegarás tarde al trabajo.—le sonrió pasándole el casco y guiñándole un ojo.
Hannah asintió y se subió a la moto. Ambos brazos aferrados a la cintura del chico, recostando su cabeza en la chaqueta que sin duda olía muy bien.
En eso consistía su rutina, levantarse, alistarse—perder las llaves— y esperar a la llamada proveniente del alto y apuesto chico frustrado porque iba tarde, otra vez. No le molestaba en lo absoluto, él sólo se preocupaba por ella después de todo. Eran buenos amigos desde hace años y cuando le era posible le ofrecía llevarla a su trabajo por las mañanas.
— A llegado a su destino, princesa.— le avisó.
— Muchas gracias, apuesto príncipe.—Respondió ella siguiéndole el juego.— Y por supuesto también a su galante corcel.—refiriéndose a su transporte.
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Pétalos de azúcar | min yoongi
FanficCada día que pasaba se acostumbraba más a su olor, su roce, su sonrisa y cómo le encantaba admirar ese leve sonrojo acompañado de la sorpresa en su rostro luego de cada detalle que él le dejaba. || 07.06.19 - ????? ||