— ¿Cerezos?
Otra mañana, otros pedidos que preparar. El pelirrojo se encontraba ocupado al otro lado de el mostrador con bolígrafo en mano, escuchando con atención los detalles que se le estaban dictando a través del teléfono.
— ¿Algún otro detalle en particular? ¿Cintas azules? Creo que un salmón iría bien —Pausó—Oh, perfecto.— Suspiró. Anotó cada orden en aquella libreta gastada suya. — Tres y media está bien.— Contestó al teléfono.
« Tilín—Tilín »
Timbró la campanilla de la entrada.El chico dirigió su mirada hacia ésta bajando el teléfono de su oreja y cerrando su libreta.
Aquella chica que había entrado le sonrió, alzando su mano para saludarle. No supo como reaccionar así que solo la miró.
No la había visto antes, normalmente sólo merodeaban las mismas personas del barrio o chicos en traje con la intención de obsequiarles flores a sus parejas.Se paseaba por el local dando cortos pasos, observando los ramos y arrastrando la yema de sus dedos delicadamente con el tacto de los pétalos a su piel.
¿Y él? Él seguía ahí observándola. Detallándola con la mirada, analizando cada movimiento y en la manera que los rayos del sol eran reflejados en la melena de ésta, y el como el rojo de sus mejillas habían sido producto del caluroso clima afuera.
— Muy bonitas ¿cierto? —Musitó la chica, revelando aquella voz que el curioso ansiaba oír salir de sus labios.— Tan frágiles pero a su vez tan llenas de vida.. Al menos si se les da el cuidado apropiado.— Miró al de cabellos rosados, acercándose y dejándose caer de brazos cruzados hacia el mostrador apoyándose de este.
El chico sólo le respondió asintiendo con la cabeza.
La muchacha miró su alrededor detallando cada esquina del local, mientras que el individuo frente a ella se comenzó a sentir un poco incomodo. No era común que alguien entrara y le buscara conversación, lo único que recibía siempre eran órdenes para pedidos, o ramos al instante para el stock de la tienda.
— Nunca vi a un chico vendiendo flores, supongo que eres único tanto como ellas.—Le guiñó de manera coqueta, brindándole una sonrisa de par a par y dejando salir una tierna carcajada al ver la penosa reacción del chico. Se había sonrojado. ¿Que rayos pasaba con esa chica? El la miraba perplejo, así cómo desde que entró.
Vaya, supuso que no podría ser más incómodo.
El muchacho se dio vuelta y se dispuso a trabajar en el pedido que se le había citado. Fue a la parte trasera del local y salió del cuarto con una pequeña caja y algunas ramas con flores de cerezos. Las posó sobre el otro extremo del mostrador donde sobraba espacio y actuó como si nada.
—Trabajo en el café de al lado, es nuevo, deberías pasarte a probar un "Americano", especialmente porque los preparo yo.—hablaba para éste— Y no es por presumir pero está en los favoritos de la casa.
Él sólo respondió haciendo una mueca con su boca. Ella se acercó hasta donde estaba y observaba cómo cortaba los pétalos con delicadeza sin dañar las ramitas conectadas a éste.
—Bueno.—apretó sus labios— Supongo que tampoco hablas mucho..—lo miró.
Indignada dirigió su vista hacia el otro lado del mostrador, observando con atención una libreta y por encima una pequeña nota con algo escrito en ella.
Se aseguró que el hombre estuviera lo suficientemente concentrado como para no evitar que ella echara un vistazo.
Tomó la nota primero y la leyó.
Cerezos ;
— Juventud e inocencia.Y así, dirigió esas ambiciosas manos a la tapa de la libreta y sin vergüenza alguna, la abrió.
Fascinante.
Fotos de diversos tipos de plantas, flores, hierbas adornaban las delgadas páginas de tal. Acompañadas de pequeños detalles escritos a mano, con una letra muy bonita.
No solo eso, sino que a su lado también habían cortas notas personales.Estaba tan conmovida por la dedicación puesta en cada página que se olvidó de un pequeño detalle, él seguía ahí.
Cuando decidió alzar su mirada para vigilar su alrededor y asegurarse de que el chico seguía ocupado ya había sido muy tarde, pues se encontraba frente a ella observándola.
Ella dio un brinco del susto, y sin querer tropezó su codo con el jarrón a su lado dejando caer el contenido de este sobre la libreta.El pelirrojo se exaltó y rápidamente tomó una capa para removerlo de allí. Pero fue inútil, ya se habían arruinado algunas partes.
— ¡Lo siento, lo siento, lo siento! En verdad lo siento muchísimo.—Exclamó la chica arrepentida de su acción— Yo—yo puedo arreglarlo, si, eso es, déjame arreglarlo por ti— Lo lamento muchísimo, no fue mi intención, yo sólo quería..— No sabía qué hacer, vio cómo el chico secaba las páginas con un viejo trapo suavemente y le devolvió la mirada haciéndole una seña de que no se preocupara.
...
Eran alrededor de las 7 de la tarde, el cielo ya estaba adornado con esa mezcla de tonos cálidos, y la radiante luz de la puesta de sol dejando un ambiente fresco.
Su turno en la cafetería había acabado, pero no dudó en pasar una vez más por la floristería a disculparse.Se sentía muy culpable y no dejó de pensar en eso en toda su jornada.
—Que pasen buenas noches.— se despidió de sus compañeros y salió por la puerta.
Se percató de que el dueño del local vecino estaba parado ahí, supuso que ya había cerrado la tienda.
— Umm, hey..—se acercó a él cabizbaja— Acerca de lo qué pasó en la mañana.. yo.. Lo siento mucho de verdad, sé que todo el empeño que pusiste en cada página no lo arreglará una disculpa, y sé que tampoco lo hará el dinero con el tiempo invertido.. pero..
El pelirrojo la miró curioso, escuchando con atención.
— Me gustaría que empezáramos de nuevo. Mi nombre es Hanah.—pausó por un momento— Respeto que no quieras compartir el tuyo, uhm..— Él sólo la miraba sin decir respuesta— No debí haber husmeado en tus pertenencias, se que estuvo mal, fui muy torpe... y es por eso que pensé que podría compensarlo con esto.
Ella le tendió la bebida que traía en mano rezando porque lo aceptara; aunque un poco confundido por el comportamiento de la chica, no se inmutó y asintió.
— Bien, hasta mañana.— Dijo sin más. Hanah hizo una pequeña reverencia y se marchó.
El muchacho la observó alejarse y luego dió un vistazo a la bebida que esta le había ofrecido
Le dió un sorbo y en efecto, tenía un muy buen sabor. Detalló el envase mientras bebía el contenido pudo notar que había algo escrito en él.
" Hanah ;
— Flor [origen japonés]. •ᴗ• "No pudo evitar sonreír conmovido por aquella nota, le había agradado la chica.
...
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Pétalos de azúcar | min yoongi
FanfictionCada día que pasaba se acostumbraba más a su olor, su roce, su sonrisa y cómo le encantaba admirar ese leve sonrojo acompañado de la sorpresa en su rostro luego de cada detalle que él le dejaba. || 07.06.19 - ????? ||