Jugar con la muerte

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A ella le encanta a jugar con la muerte, la llamaba a gritos.
La muerte se acercaba cautelosa, con ansias de llevarse a su nueva víctima y cuando la tenía a centímetros, ella la miraba a los ojos, (con esa mirada de diversión tan suya) , soltaba una risa infantil (que sólo ella poseía) y la dejaba allí, ansiosa por tenerla entre sus brazos, de nuevo, ella había vuelto a ganar.

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