4. Placeres

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Lisa se dirigía hacia la biblioteca de la universidad con una de mezcla de nerviosismo, emoción y alegría. En realidad, no sabía qué rayos iba a pasar, qué iba a hacer, pero lo cierto es que iba a a tener un tiempo exclusivo con la profesora Jennie Kim y eso en sí, ya era ganar.

Entró con entusiasmo a la biblioteca y se acercó a recepción.

-¡Hola! —saludó efusivamente a la recepcionista.

-¡Shhh! —esta la reprendió por el volumen de voz que usó.

-Perrrdon —se disculpó haciendo un gesto con su rostro.

-¿Qué necesita?

-Estoy buscando a la profesora Jennie Kim. Ella me dijo que...

-Ah, claro. La profesora Jennie Kim —dijo entre dientes pero aún así, Lisa logró escucharla y no comprendió el tono despectivo que usó —. Ella dijo que estaría al final y que una tal Larisa Manobra vendría a buscarla.

-Es Lalisa —la corrigió.

-¿Qué? —le lanzó una mirada desafiante.

-Es Lalisa Manoban. No Larisa Manobra. La-li-sa Ma-no-ban —finalizó con una sonrisa.

La recepcionista la vio como sí se estuviera burlándo de ella. Pero antes de que dijera algo, Lisa retomó la palabra.

-¿Dijo que está al final? Es a mí a quien espera.

La mujer que la atendia pensó que algo debía estar mal con esa chica, así que no le dio mucha importancia.

-Sí. Está justo al final.

-Gracias.

Lisa rodeó la mesa de la recepcionista y avanzó con rapidez entre los estantes hasta el fondo.

-Suerte, loca —murmuró la mujer y recibió a alguien más que entraba en la biblioteca.

Lisa se detuvo ante la vista que tenía enfrente: la profesora Jennie Kim viéndola con su inexpresivo rostro mientras golpeaba con sus perfectas uñas la mesa en señal de... ¿Impaciencia?

-Hola —saludó Lisa con inseguridad.

-¿Hola? —Jennie la desafió.

-H-hm... ¿Buenos días? —lo intentó de nuevo.

Jennie rodó los ojos y cerró el libro que leía antes de que la señorita frente a ella llegara cinco minutos tarde. ¡CINCO MINUTOS!

-Tome asiento —le señaló la silla al otro lado de la mesa.

Lisa la obedeció casi de inmediato.

-Llega tarde —recalcó.

-Lo siento —dijo, casi inaudiblemente y bajó la vista hacia sus manos.

Jennie notó el nerviosismo en Lisa y decidió bajarle a su intensidad por un momento.

-Señorita Manoban. Empecemos —le dijo en tono de voz demandante para que la mirara. Los ojos de la chica se posaron en los de ella. Jennie se deleitó con la dulzura e inocencia que estos transmitían y tuvo que suprimir una sonrisa, aunque no supo por qué.

-Me gustaría que me diga por qué tiene problemas para concentrarse. ¿Por qué le cuesta poner atención en clases?

Lisa no esperaba esa pregunta.

-Es que... Bueno... Yo comienzo... —Lisa no hallaba como explicarle su falta de atención—. Yo trato y logro hacerlo por un rato pero luego comienzo a pensar en cosas y...

Tu Último Amor (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora