Capítulo 2

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Todo hay que volver a intentarlo, el amor no tiene porqué ser una excepción.

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Calle:

Unirme a una de esas redes sociales en busca de una relación había sido algo muy estúpido, pero llevaba dos meses allí, charlando con personas que tal vez eran ciertas o tal vez no. Trataba de mantenerme lo más alejada posible de lo que podría confundirse con una insinuación amorosa. Al menos quería estar segura de que la persona al otro lado era real, que no había mentiras, aunque, como dicen por ahí, uno nunca termina de conocer a la persona que tiene al lado así pasen años y años.

Anhelaba una buena taza de café. Desde la mañana anhelaba una y solo había logrado el espectáculo de una chica de pelo bicolor peleando con una máquina de tres líquidos. Ése recuerdo hace que mis labios se curven en una sonrisa. Nunca había visto algo parecido; y por alguna razón, ella había conseguido mejorar mi humor en el día.

Un mensaje hace que vuelva a la realidad. Tenía una notificación. La abro de inmediato, no porque realmente me importara mucho, sino por el simple hecho de no tener nada que hacer. Son las diez de la noche.

Poché acaba de unirse a nuestra comunidad. ¿Quieres darle la bienvenida?

Mis ojos se quedan tiesos en la imagen que aparece segundos después en su perfil. Es la chica de esta mañana. Es la chica del pelo bicolor que me había hecho reír.

Sabía que debía negarme a eso, no había razón para darle la bienvenida, sin embargo, mis dedos teclean el "sí" y se abre la bandeja de mensajes. Mi cabeza se debate entre escribir un simple y sencillo "hola", o simplemente iniciar la conversación con el incidente de esta mañana.

D-Calle: Hola, chica del café.

Miro atentamente mi celular. La señal de que estaba escribiendo no aparecía.  Seguramente se había espantado con mi saludo. O se había avergonzado.

«Bien hecho, Calle» me sermoneo a mí misma. Pero el sermón desaparece instantáneamente cuando finalmente veo esta señal que parece que en el fondo había estado esperando y...deseando ver.

Ella me estaba escribiendo.

Poché: Siento mucho lo que sucedió, en realidad no soy quien atiende a los clientes, me encargo de la caja.

Le habría preguntado que porqué no lo había dicho antes. Le habría preguntado porqué razón me hizo perder el tiempo entonces, pero mis dedos sólo logran teclear:

D-Calle: ¿Estás bien? ¿no te lastimaste?

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