capitulo 1

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Capítulo 1

Lissel.

­­-Mi nombre es Lissel White, tengo 16 años y vivo en Londres, Inglaterra.

Cuando tenía 10 años mi madre murió de cáncer.

Después de su muerte mi padre se volvió alcohólico y no pudo cuidarme.

Me mudé a casa de mi abuela, pero antes de mi cumpleaños número 14 mi abuela murió y volví con mi padre, al parecer después de que me fui su adicción solo empeoró y comenzó a apostar para mantener a flote su vicio, una noche de invierno, como siempre llego ebrio y me dijo que me había apostado.

Por desgracia para mí el perdió y a la mañana siguiente irían por mí, yo solo tenía 15 años y estaba muy asustada, no quería dejar mi hogar, ni a mi padre, puesto que aún confiaba en que tal vez él podría volver a ser el mismo padre amoroso de antes, trate de escapar pero fue inútil yo era muy frágil y débil, raras veces comía, porque todo el dinero que llegaba a mi casa se iba en el vicio de mi padre, sin ninguna otra alternativa deje que esa noche fría y oscura pasará como si nada, aún no estaba dispuesta a irme, pero el tiempo no se detenía y como era de esperarse la mañana llego trayendo consigo a un tipo alto, fornido y elegante que entro a la que solía ser mí casa para llevarme con él.

Mi peor pesadilla se hizo realidad, y él comenzó a prostituirme, él al notar que era virgen dijo que subastaría mi virginidad hasta mis 18 años.

Como era de esperarse para el yo solo era un objeto, que en cualquier momento podría vender al mejor postor.

Pocas semanas después me dijo que mi padre no aguanto perder a mi madre y a mi así que se suicidó, dejando detrás una larga lista de deudas y un vacío enorme en mi interior.

Por lo que o me sentía sola en el mundo, ya no tenía familia, ni amigas, el mundo tal y como solía conocerlo se había vuelto obscuro y ruin para mí, y por si eso fuera poco todas las chicas del prostíbulo me odiaban, verdaderamente yo era la más deseada entre los clientes y clientas, así que gracias a eso yo ganaba más dinero y mis raciones de comida eran más grandes que las de ellas, aunque la comida seguía siendo un asco.

Yo era la más preciada de Cristián, así que siempre fui su "favorita".

Siempre lo hacía ganar mucho dinero, y en algunas ocasiones intente que él le pusiera precio a mi libertad, aunque por más que yo lo intentará nunca lo lograba y solo obtenía golpes, maltratos y aislamiento. –

Cristián: ¡Lissel! ¡Niña estúpida sal ahora!! Mierda, ¡en ese lugar no me sirves de nada!! –Cristián tocó la puerta con fuerza- el tiempo es dinero y hoy traerán más chicas, ¡Necesito que las prepares para la subasta de mañana!!- Y nuevamente la subasta llegaría, otra razón para que las chicas me odiaran.

La subasta era un evento que ocurría cada dos semanas, y por lo regular siempre la hacían los días lunes, así que un día antes llegaba un grupo de chicas para subastar o para prostituirlas.

Cristián quien dirigía el lugar y todo lo relacionado a las chicas, elegía a las vírgenes, y a las que él consideraba "bonitas" de los variados grupos que llegaban para que se quedaran en él prostíbulo como mercancía nueva.

A las que ya trabajaban aquí, pero no juntaban suficiente dinero para la "cuenta" que Cristián había impuesto para cada semana, eran subastadas al igual que a las que él consideraba "feas" o las que ya estaban desvirgadas.

Como siempre los domingos llegaban grupos de 10 a 25 chicas, y después de ser seleccionadas por Cristián, todas las que serían subastadas se quedaban en mí habitación para que yo las maquillara, peinara y vistiera para las subastas.

Las subastas eran realmente aterradoras porque cualquier persona podría comprarte, y muchas veces los compradores usaban a las chicas en sesiones de Sadomasoquismo, o como esclavas, porque al parecer les excitaba golpear a las chicas.

Si tenías suerte tu comprador te trataría bien y tal vez podrías vivir una buena vida hasta que él se aburriera de ti y te dejará ir, pero una vez que eras comprada a nadie de los que dirigían este horrible lugar le importaba lo que te sucedería.

Yo al ser la favorita, siempre me "salvaba" de las subastas, y yo al ser de "confianza" para Cristián, tenía que llevar el conteo de las ganancias de las chicas, mi trabajo era decirle a Cristián quienes eran las chicas que no generaban mucho dinero, y así es como ellas eran subastadas, por eso todas me odiaban, pero para mi suerte con el paso del tiempo me acostumbre y trate de ayudarlas, aunque con el paso del tiempo me fue imposible hacerlo-

¿Por qué no escoges a alguien más? -Salí vestida con una pequeña falda azul cielo con negro y un brasier negro de encaje con detalles azules haciendo juego con la tanga y los tacones que tenía que usar para trabajar-

Cristián: Por qué se me da la gana, ahora largo antes de que te quite de tu porción de comida – Sin que Cristián me viera puse los ojos en blanco y camine junto a él, pero antes de que me fuera Cristián recibió una llamada, lentamente me detuve para intentar escuchar de que hablaban-

Cristián: Hola....Sí...La subasta será mañana... ¿¡QUE!?...- Cristián comenzó a sudar- Si....las tendré listas para el señor Holland... Ella no está en venta... No te preocupes...No la vera -colgó el teléfono y volteó a verme- diles a todas que es hora de cerrar y también que se preparen se preparen, sin excepción, las quiero a todas listas para mañana temprano, el señor Holland vendrá... ¡Y dile a Michael que preparen todo para la subasta!

¿Yo también me preparo? - Sabía que no tenía que preguntarle nada, pero realmente no quería disgustarlo o después me iría peor. –

Cristián: ¡Claro que no niña estúpida, tu nunca dejaras este lugar!! - Me empujó y se alejó, yo comencé a caminar lejos de los dormitorios, para pasar cerca de la barra y seguir mi camino entre las personas que se encontraban en la pista de baile, rápidamente les fui diciendo a cada una de mis compañeras lo que había dicho Cristián, todas tenían cara de sorpresa y sin esperar ni un segundo más salieron corriendo eufóricas hacia sus dormitorios mientras yo les decía amablemente a los clientes que ya habíamos cerrado, muchos estuvieron inconformes pero como la mayoría estaban borrachos, al verme me sonrieron y pagaron más dinero del que debían así que la cuenta del día se había pagado.

20 minutos después de que todos se fueran habían llegado las chicas nuevas, una de ellas era muy joven, así que estaba llorando y estaba muy asustada-

Chica 1: ¡Por favor!! ¡Déjenme ir!! -la abrace tratando de tranquilizarla- ¡Por Favor!! -Comenzamos a caminar y lleve a todas a mi cuarto era un grupo pequeño así que solo eran 3 chicas las que al parecer habían sido seleccionadas por Cristián. -

¿Tranquila sí? Lo mejor es no llorar por que si Cristián te ve llorando se enojara y te golpeara, ¿y dudo que quieras eso o sí? -sonreí tratando de calmarla-

Chica 1: No, no quiero que me golpeé -Se calmó un poco- ¡Yo solo quiero volver a casa con mi mamá y mi papá!! -siguió llorando-

Eso no se va a poder pequeña...Pero tranquila me encargaré de que no te pase nada, ¿Sí? -limpie sus lágrimas y la abrace-

Chica 1: E-está bien...

Bueno chicas díganme sus nombres y sus edades -Sonreí cortésmente-

Chica 2: Me llamo Paulina, tengo 15 años -Me miro sería eh inexpresiva, ella era de complexión delgada y cuerpo pequeño, no muy desarrollada con ojos café claro y pelo rojizo-

Chica 3: Soy Valentina, tengo 14 -lagrimas salían de sus ojos mientras trataba de sonreír, sus ojos eran verdes y su cabello era negro con mechas rubias, ella era alta y esbelta-

Chica 1: Y-yo me llamo Samantha y t-tengo 11 -su voz se escuchaba algo quebrada, ella era pequeña de cabello café y ojos color miel, su piel estaba algo bronceada-

Continuará...

LadyHolland17.

Kitten(TomHolland) -PAUSADA HASTA NUEVO AVISO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora