22. Este es nuestro árbol

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22. Este es nuestro árbol.

Decir aquellas palabras, fue un error, un terrible error.

Key me miraba estupefacta ante tal decir, luego de unos minutos, comenzó a sacudir mi hombro. Chillaba y daba pequeños brincos mientras sacudía mi hombro, lo más posible que podía hacer una persona razonable (YO), era estar pálida como un papel y mirar al suelo.

La inquietud de Key se calmó, ella me miraba como que quería entrar a mis pensamientos, ir a lo profundo. Me levanto de la silla del tocador y me coloco en el asiento de la ventana, miro como estudiantes jugaban el gran Fútbol.

‐ Hey – Key se sienta al frente de mí.

‐ ¿Qué hice, Key? – Me escuecen los ojos, sorbo la nariz en busca de eliminar el sentimiento doloroso y ponzoñoso.

‐ Hiciste lo correcto, elegirás con saber.

‐ Será un desastre.

Mi cabeza punzaba, mis pensamientos provocaban tal dolor. Un recuerdo vino a mi mente. Las madrugadas estresantes y las altas horas de las noches, junto a mi guía de estudio para el examen del día siguiente. Sacudo mi cabeza con el propósito de apartarme aquellos pensamientos.

Key me miraba, era una de esas miradas que tratan de escavar hasta lo más profundo de tu alma. Asiento con la cabeza, sin pensarlo, le doy el permiso para que me cuestione.

‐ ¿Qué sucede?

La respuesta no salía de mi boca, ciertas imágenes inconexas llegan a mi mente. Una de ellas, es cuando conocí a Cristopher, una imagen alternativa de cómo lo hubiera conocido me abarca. Soy muy hipérbole.

‐ Solo... recuerdo.

‐ ¿Recordar? – Inquiere Key.

‐ Recuerdo al estúpido barman del El Luxxe.

‐ ¡Ja! ¿Cómo olvidar a ese chico? – Key se levanta y cae encima de la cama como en esos anuncios de Resorts.

‐ ¿Crees que ganara? – La empujo a la derecha y me recuesto a su lado.

‐ No lo sé, tú dime.

‐ Creo que sí, pero...

‐ ¿Pero? – Se pone de lado, me mira. Yo la imito.

‐ Pero, está Cameron. Él es mi mejor amigo.

‐ Era – Me corrige.

‐ Todo por Mila.

‐ No, - La miro con los ojos hechos platos – es tu culpa al no decir tus sentimiento hacia él.

‐ Pero...

‐ Pero nada, ahora él te los dijo, hazle el favor de correspondérselo.

‐ ¿Y Cristopher?

Posa su mano en mi hombro izquierdo y dice -: Hay muchos Cristophers.

~***~

Vamos al comedor; la trayectoria de la cabaña al comedor era muy sencilla, evitar la piscina, la cual interrumpía nuestro camino. En medio camino, se nos unió Mario, Key me sacudía y chillaba silenciosamente; Key es como una hermana mía, por eso, tengo que soportar sus cariñosas muestras afectuosas tosigosas.

‐ ¿¡Qué onda, Sofía!?

‐ Hola, Mario. No hay nada que contar, ¿Cómo has estado?

Cristopher #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora