Gleestory 3: Rolling in the deep

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Canción: Rolling in the deep, de Adele.

Interpretada por Rachel, Jesse y el club de vídeo.

Cuatrigésimosegundo episodio de Glee, es el vigésimo de la segunda temporada. Prom Queen.

@xniallsfirex y @pelayotg

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Me llevé la copa a los labios y dejé que el líquido ardiente bajase por mi garganta. ¿Cómo llegué a esto?¿Cómo pasé de ser una excelente veterinaria con un prometido y un futuro digno de envidiar a una borracha solterona? No lo sé, tal vez porque él me lo arruinó todo.

<<Él me llevó al fondo del abismo>>

Suspiré. Puede que me lo mereciera, al fin y al cabo.

La gente se veía animada, y mi madre se encontraba en la mesa principal, con su vestido blanco apretado y un brazo sobre los esqueléticos hombros de su (ahora) marido. ¿Por qué todos son felices yo no?

Entonces le vi, con su esmoquin negro impoluto, su cabello dorado como el sol brillando bajo un sombrero gris ceniza, escondiendo sus ojos verdes, ¿cómo pude perderle? Ah, sí, por ellas… las zorras que van detrás de él, que deja meter en su cama cuando no estoy. Justo ahora tiene una sobre él, sentada y con una sonrisa falsa que sólo dice: “Vamos al baño, que de ahí no sales.”

<<Calma, Ylenia -me dije-, solo tienes que aguantar al mujeriego de tu ex novio en la décima boda de tu madre, puedes controlarlo>>

Pero no podía, y el alcohol que estaba ingiriendo no es que fuera mucha ayuda, y yo no quería descontrolarme delante de toda mi familia y compañeros de trabajo de mi madre, ¿verdad?

-¡Y ahora, a cortar la tarta! -gritó mi madre arrastrando a su marido entre sus regordete cuerpo, me recordó cuando se casó con aquel asiático tan enfermizo, puede que por eso se hubiera casado con él, porque tenían la misma figura delgada.

 Sin darme cuenta ya me había llevado la copa a los labios, una y otra vez, disfrutando de aquel sabor que me embriagaba. Levanté la vista y mi sangre empezó a hervir de la rabia, ¿ella le estaba besando mientras él le tocaba los pechos en frente de todo el mundo?

Agarré con fuerza el tenedor de mi mesa y grité perdiendo el control, dejando que mi agresiva yo borracha saliera a la luz. El tenedor salió volando lejos de mis manos en dirección a mi ex, que al verlo tiró a suelo a la puta y se dejó caer hacia atrás con la silla, empujando a un camarero provocando un magnífico efecto dominó que acabó con mi madre aplastando a su marido contra la tarta, ¿podría ese pobre hombre respirar bajo aquella ballena jorobada? No por mucho tiempo, que pena, estaría otra vez viuda.

-¿¡Estás demente o qué!? -gritó Len acercándose a mi mientras sus manos soban su espalda.

-Demente no, borracha -suelto con una ligera risa-. Es lo que pasa cuando me dejan por cada mujer que te abra la piernas, dime ¿hay alguien con quien no te acuestes?

-¡Hay todo un género con quien no me acuesto! A parte de ti, claro.

Sin si quiera pensarlo mi mano aterrizó en su mejilla, provocando un sonido seco.

-Imbécil.

-Te comportas como una niña, ¡Tienes veintinueve años, Ylenia, madura!

-¿Cómo quieres que madure cuando el chico al que quería me ha dejado como cuando las parejas rompían en el instituto? ¡Podrías habérmelo dicho a la cara y no por un puto mensaje de texto!

-¡Es que no quería ver más tu horrenda cara!

-Y luego la que se comporta como una niña soy yo -inquirí frunciendo el ceño.

Len suspiró y me agarró del brazo, arrastrándome fuera del restaurante.

-Escúchame y no me interrumpas, ¿vale?

Y asentí, sin un tenedor cerca o una botella de whisky era totalmente inofensiva, creo.

-Mira, si accedí a salir contigo fue porque quería probar eso de ser el príncipe azul, ¿sabes? Quería querer a alguien no sólo por el exterior, ahí es donde entras tú: eres normalita y con una gran personalidad, la persona perfecta, pero yo no podía seguir fingiendo, demasiadas chicas se me insinuaban y mi amigo pedía acción, algo que tú no me dabas. Tuve que hacerlo, Ylenia.

-¿Has acabado? -pregunté aburrida.

-Sí.

-Bien, ¿y qué intentas decirme con esto?

-Que tienes dos opciones: o vuelves conmigo y aguantas mis infidelidades o no lo haces y te quedas sola toda tu vida.

Le miré con los ojos abiertos como platos y pareció como si mi borrachera se hubiese bajado del todo.

¿Dejar que el chico más guapo y que nunca debería estar conmigo me engañase con otras mientras mantuviésemos una relación "estable" o por el contrario rechazarle y quedarme solamente con mi queridísimo alcohol? La respuesta era clara.

-Mira, Len, eres muy guapo, mujeriego e idiota, claramente la respuesta es que no voy a volver contigo.

-Pues te vas a quedar sola, serás la loca de los gatos -gruñó empezando a alejarse.

-¡Pero mientras te arruinaré la vida! ¡Juro antes Dios que te arruinaré cada polvo, y si no puedo, te castraré como a los toros!

Él no me escuchó, y si lo hizo decidió ignorarme. Cuando volví a mi mesa todo había vuelto a la normalidad: mi madre danzaba llevado a su nuevo pelele de aquí para allá mientras reía escandalosamente para llamar la atención de los demás, mis tíos sacaban fotos al pastel destrozado y mis primas revoloteaban con sus casi inexistentes vestidos al rededor de Len, los compañeros de trabajo estaban sumergidos en sus teléfonos.

Miré una vez a Len antes de llegar a la barra y pedir otro Whisky.

<<Y estoy hundida, pero al menos, mientras ronde por el fondo me encargaré de arrastrarte conmigo>>

Mi risa resuena por todo el lugar horas después, ya no soy la única borracha y eso me alegra, Len se ha ido con mi prima Lucrecia de quince años y estoy feliz, porque por pedófilo voy a conseguir que lo lleven a la cárcel (lo que supera con creces lo de castrarlo). ¿Y la pareja protagonista? Bueno, digamos que nadie sabía que él tenía asma hasta que le dio un ataque por algo (que no me quiero imaginar) que hicieron en el baño y mi madre le está intentando hacer el boca a boca. Hay, mamá, creo que este va a superar a Rodolfo, que solo le duró una semana...

Siento a alguien sentarse a mi lado, pero lo ignoro, no quiero entablar conversación en este momento.

-Ylenia... -susurra contra mi oído y me tenso, esa voz...

-¿Dan? -pregunto girándome y viendo a un chico de cabello negro descuidado y potentes ojos azules.

-El mismo, quería decirte algo.

-No será una declaración de amor patética como la de las películas en las que me confiesas que llevas enamorado de mi muchos años, que por culpa de Len no te me acercabas y que elegiste trabajar en la empresa de mi madre para ir a todas sus bodas y apreciarme como un acosador, ¿verdad?

Vi su rostro desencajarse de la sorpresa y quise reír.

-Claro que no... -su rostro había enrojecido a más no poder en meros instantes- venía a decirte que... -buscó con la mirada algo- ¡Quiero que vayamos a bailar?

Y sin más empecé a reír lanzando la botella de whisky hacia atrás, escuchando como se rompía contra el suelo, este chico si que era estúpido. Me llevó a la pista de baile, pero yo negué.

-Quiero bailar fuera, a la luz de la luna, sin que nadie nos vea. Así a lo mejor te entran ganas de declararte de una vez.

Él me miró durante unos instantes y sonrió asintiendo, contagiándome su sonrisa de paso.

Y entonces me sentí feliz.

Ya no más Len.

Ya no más el soportar los gritos de mi madre.

Ya no más whisky (¿A quién quiero engañar? esto no lo dejaré).

Ahora todo se centraba en Dan y yo, bailando bajo la luna y una débil lluvia.

El Proyecto Glee 2 [Concurso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora