Era una noche lluviosa, el viento golpeaba fuertemente la ventana de mi habitación, estaba en total silencio y mirando el techo de mi viejo cuarto. Tenía a mi disposición tan solo una manta para cubrirme del frio de aquella noche helada. Todo era un desastre, mi madre de nuevo estaba presionándome a hacer cosas que me disgustaban. Recordé aquellos días de mi infancia cuando todo era una pesadilla, cuando nada ni nadie apoyaba lo que hacía. Solo quería desaparecer, ya no aguantaba los comentarios acerca de mi personalidad, vestimenta, incluso de la carrera que estaba cursando. Para ella era lo peor que le había pasado.

Al día siguiente llegué resfriado a la universidad y como de costumbre, se me acercó mi mejor amigo Marco, aquel chico de tez blanca, cabello marrón y liso. Siempre había llamado mi atención, pero no tenía el valor de decir algo sobre mis sentimientos, pues como de costumbre solo estaría equivocado o mi madre me habría hecho saber que solo es confusión.

- ¡Hola mi tierno Olivert!, ¿eh? ¿estás enfermo? -se cruza de brazos-

- Oh, hola marco, solo es un pequeño resfriado, pronto estaré bien...

- Pero es la quinta vez que te has enfermado en las últimas tres semanas, me preocupas, además, desde que tengo uso de razón te has enfermado con facilidad... pero me preocupa más lo que sucede con tu madre, no quiero que la pases mal, eres lo más preciado que tengo.

Las palabras de aquel chico llenaron mi corazón, él siempre sabía que decir en momentos así, con él lo tengo todo.

-Marco... por favor perdóname, nunca quise hacer que te preocuparas, soy lo peor, mientras tú te estabas preocupando por mi yo solo me hundía cada vez más en mis problemas. No merezco tener a alguien así en mi vida.

-Olivert, mientas yo esté vivo siempre tendrás a alguien que se preocupe por ti, alguien que apoyará todas tus decisiones... mejor entremos a clase. -sonríe-

*NOCHE ANTERIOR EN LA CASA DE MARCO*

La noche era fría, sentía temor al escuchar los truenos chocar contra el suelo. Aquella noche era diferente, algo dentro de mí decía que mi mejor amigo Olivert estaba pasándola mal, aunque bueno, todas las noches eran un infierno en la casa de él. Hubo un tiempo en el cual llegué a dormir varias noches en su casa, el ambiente no era el mejor, se sentía la negatividad por todos los rincones de aquella vieja casa. La madre de Olivert era un monstruo, siempre le recordaba que no servía para nada, le decía que era malo en todo, justo cuando él trataba de ser mejor solo para que ella estuviese orgullosa de él. Olivert gracias a eso padeció de una gran ansiedad, su fobia a las personas incrementó bastante e incluso dejo de comer por más de dos semanas; si no fuese por mi él ya estaría viviendo una mejor vida. Hace poco cumplió veinte años, pero aun así su vida sigue siendo la misma, quisiera sacarle de aquel infierno, decirle que yo siempre lo amaré y tener una vida tranquila, llena de la paz que él se merece. Por suerte yo nunca tuve que pasar por lo que él pasó, tuve mucho amor por parte de mis padres, siempre me dieron lo necesario para que mi vida fuera perfecta, pero si Olivert no era feliz yo tampoco lo era; a pesar de que él fuera tres años mayor que yo, me esforcé para estar a su alcance.

Al día siguiente lo vi con su cabeza gacha, cuando me dispuse a saludarle, noté que sus mejillas están rojas y sus ojos indicaban que no había dormido lo suficientemente bien. Al hablar unos minutos con él me di cuenta de que ese día en particular estaba realmente mal. Siempre lo intentaba animar haciéndole invitaciones al cine, o a un parque; le hice la invitación a lo cual el acepto alegremente, al cabo de unos minutos recibí una llamada, era de mi madre, quien me dijo que debía ir urgentemente a la casa, no dijo la razón por lo cual tuve que cancelar la invitación. Él lo entendió inmediatamente, me regaló una sonrisa y se sentó en el fondo del salón como siempre.

*OLIVERT*

Marco siempre me hace invitaciones cuando me encuentro mal, siempre accedo porque quiero estar con él. Nunca hemos cancelado alguna salida, pero ésta vez fue una excepción, al parecer algo surgió en su casa, ojalá todo esté bien... oh eso me recuerda que le traje unas galletas a Marco, espero que sean de su agrado, se las daré al terminar la clase -sonríe-

Al pasar las horas veo que en un momento Marco recibe otra llamada, le pide permiso al profesor para atenderla, pero lo que no me esperaba era que al mirarlo por la venta soltó su teléfono y quedó cómo una piedra, de inmediato salí del aula, le pregunté qué había sucedido y su respuesta me dejó helado...

M: O-olivert....

I'll wait for you foreverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora