Ɗαɗɗу [Yoonmin]

🍑Capítulo 56.🍑

Yoongi paró de lamer la entrada de Jimin, su recompensa estaba dada, lo había hecho correrse. Con una mano lo masturbaba y con la otra lamia y enterraba su lengua en el menor.

La puerta sonó fuerte, Jimin todavía se recuperaba de su orgasmo. Logró levantarse como pudo y con los espasmos que Yoongi le había causado comenzó a limpiar el escritorio que había sido manchado de semen, para después vestirse lo más rápido posible.

La puerta volvió a llamar insistentemente. Yoongi maldijo, tenía una jodida erección, ahora le tocaba a él divertirse con el trasero de Jimin y esa persona los había interrumpido.

—¡Abre la maldita puerta, Yoongi! —escuchó esa voz que tanto odiaba.

Los ojos de Jimin se abrieron tan grandes como los de Yoongi. La erección que antes presionaba y dolía, había desaparecido tan rápido como apareció. Jimin corrió a la puerta después de que Yoongi le indicara.

Retiró el seguro y abrió recibiendo la mirada más fría y horrible. El señor Min entró a la oficina fulminando a su hijo.

—¿A qué se debe su visita, señor? —lo miró.

—¡Una jodida mierda, Yoongi! —contestó molesto—. ¿Qué acaso no escuchaste que la mujer de recepción te marcaba informándote que estaba aquí?

Yoongi miró su escritorio, su celular estaba en el piso, él lo había dejado allí para hacer espacio y poder sentar a Jimin en el.

—¿Por qué estabas encerrado con este maricón? ¿Acaso no sabes que esa enfermedad se puede contagiar? No quiero otra decepción tuya, ya me basta con saber que llevas mi sangre —escupió con veneno.

Jimin llevó una mano a su boca, su pecho dolió y no por lo que el señor Min dijo de él, sino por cómo se había referido a Yoonie.

—Mi celular se cayó debido a todos los contratos que debo firmar, no lo noté y lo tiré por accidente así que ya no sirve —mintió—. Y yo mismo cerré porque estoy trabajando, no quiero a nadie interrumpiendo mi tranquilidad —lo miró fijo.

Y Jimin pensó que Yoongi era tan fuerte, si ellos hubieran sido él y su padre probablemente se largaría a llorar, deprimiéndose por muchos años ante las lamentaciones por llevar su sangre.

—¿Encerrado con él? —lo apuntó, mirándolo con gran asco.

Jimin bajó la cabeza intimidado y avergonzado. Sus ojos picaban, toda la felicidad que sentía anteriormente ahora había sido opacada por la amargura y tristeza.

—Jimin es mi secretario personal, lo necesito aquí conmigo, le guste o no —se levantó de su escritorio después de un golpe.

—Pero míralo, es un...

—¡Basta, padre! Jimin ve con Hoseok, pídele los papeles de los contratos ya firmados y léanlos uno por uno, ya sabes qué hacer si están mal.

Jimin asintió ante la orden. Tomó sus cosas, haciendo reverencia para Yoongi y para el intimidante y burlón hombre, después salió de la oficina.

—¿Por qué tiene que insultar a Jimin? —preguntó molesto.

—¿Ahora es Jimin? —se rio—. ¿Desde cuando hablas a tus empleados por sus nombres? eres patético, Yoongi.

—Prefiero ser patético a ser un hijo de puta que no tiene educación y que no piensa en su arruinado matrimonio ni en su único y legitimo hijo. Si seré como usted prefiero ser un jodido patético —su voz estaba llena de veneno, las cosas nunca estuvieron bien con su padre.

Ya no le importaba insultarlo, sabía que estaba mal y a pesar de ser un dolor en el culo, era su padre y le tendría que tener respeto, pero ese hombre no se lo merecía, es por eso que no sentía nada de culpa después de encararlo.

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