Capítulo 1

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La selección llego al hotel donde se hospedarian hasta el partido, si bien no era a lo que estaban acostumbrados este pequeño hotel tenía sus lujos. Una multitud les dió la bienvenida a la provincia, algunos jugadores paraban a saludar y se sacaban fotos, otros pasaban sin mirar directo a la entrada tal como lo hizo Paulo. Estaba harto de los periodistas que lo atormentaban preguntando cuando iba a poder convertir un gol o que se siente ser el reemplazo de Messi.
Federica esperaba a la selección dentro del hotel. Cuando ingreso el cuerpo médico, fue directo hacia ellos para presentarse.
-Hola, buen dia- se anunció - Soy Federica Desimone, la nueva residente. -Dijo con un deje de nerviosismo pero con postura segura.
Un hombre alto, un tanto gordo y canoso volteó a verla. La inspeccionó de arriba a abajo con la mirada y finalmente sonrió de costado.
-Hola Federica, ¿Como te va?- Dijo estirando su mano para saludarla- Soy Mario, yo voy a ser tu jefe en este tiempo.
-Un gusto Mario- Dijo la chica estrechandole la mano con una sonrisa cordial.
En ese instante empezaron a entrar los jugadores. Y para Federica le fue imposible no voltear a verlos. Todos entraban con un aire de superioridad como si todo lo que tocaran se convirtiera en oro (y en cierta forma era así),a ella le parecía tan absurdo las millonadas de dinero que ganaban solo por patear una pelota y ella ni siquiera estudiando todos los libros de medicina lograría ganar un 10% de todo lo que ganan ellos. Si bien los futbolistas no eran de sus deportistas favoritos tampoco era ciega, esos hombres eran sumamente atractivos, con un cuerpo bien trabajado y la clásica mirada de autosuficiencia. Se mordió el labio instintivamente y de repente noto que tenía unos ojos verdes clavados en ella.
De más está decir que Federica tampoco pasó desapercibida para los jugadores, en especial para aquellos que se encontraban solteros. Ella era hermosa sin intentar serlo, tenía el pelo castaño claro un tanto ondulado y recogido. Unos ojos turquesa que combinaban a la perfección con el ambo que llevaba puesto, una expresión tan fría y calculadora que a cualquiera dejaba helado. Paulo no había notado su presencia hasta que escucho a su compañero, Tucu Correa, mencionarla
-¿Han visto ese nuevo refuerzo?- Dijo señalando a Federica con el mentón mientras ella ni siquiera notaba que la observaban- Me parece que me voy a lesionar más seguido.
Paulo que estaba muy concentrado mirándose los pies levantó la mirada para ver de que hablaban. Cuando la vio la examinó de pies a cabeza y una pequeña sonrisa picara se formó en sus labios, cómo niño que encuentra un nuevo juguete. De repente Federica clavo su mirada en el. Ambos sientieron un pequeño vuelco en su corazón, ella retiro la mirada rápidamente, pues el chico la veía de con una sonrisa maliciosa, y el satisfecho con lo que provocó en la chica siguio deleitándose con la vista que le brindaba.

Empezaron a asignar las habitaciones, cada jugador tenía una al igual que el cuerpo técnico. Todos fueron a dejar el equipaje a sus respectivas habitaciones, en el camino Paulo noto que la nueva médica estaba intentado abrir su puerta con la tarjeta pero sin ningún éxito. La verdad que esa chica le había interesado bastante en la recepción y ademas un poco de diversión no le hace mal a nadie ¿Cierto? Así que comenzó con su juego con la oportunidad perfecta, se acercó lentamente a  chica hasta posicionarse detrás de ella, sin tocarla extendió el brazo y saco la tarjeta de sus manos.
Federica se dió vuelta rápido con una expresión de desconcierto al encontrarse a Paulo tan cerca instintivamente dió un paso hacia atrás pegándose a la puerta. Paulo la miraba con una sonrisa coqueta y le dijo con voz ronca
-Así se hace- Estiró su mano pasándola por al lado de la cintura de ella y apollo la tarjeta en el lector. Inmediatamente la puerta hizo un sonido y se abrió - No hay de que-
Federica encaró una ceja ante la intromisión del chico. No le agradaba para nada como la miraba, era como si se la estuviera imaginando desnuda (y en realidad lo hacía).
- No era necesario podía hacerlo sola - Dijo cruzándose de brazos lanzandole una mirada desafiante.
Paulo para nada esperaba esa reacción, quién se creía para tratarlo así.
- De donde yo vengo se dice gracias ¿Sabías?- Dijo dando un paso hacia la chica tratando de intimidarla, a lo que Federica ni se inmutó
-De dónde yo vengo la gente no se mete en donde no la llaman, ¿Sabías? - Dijo Federica con una sonrisa mientras le mantenía la mirada. Paulo la examinó por unos segundos y le devolvió la sonrisa sarcástica decidiendo no caer en su juego
-Soy Paulo Dybala por cierto- dijo extendiendo la mano, sabiendo que con eso despertaría el interés en la chica haciendo que ella le dijera el suyo. Federica soltó una pequeña risa y lo miro unos segundos hasta que finalmente dijo
- Ya se quién sos - E inmediatamente entro a su habitación cerrando la puerta, dejando afuera a Paulo irritado y con el ego herido.

Un par de horas después habían convocado a los jugadores en la recepción para poder ir al entrenamiento. Cuando Paulo bajo ya estaban la mayoría de los jugadores y el cuerpo técnico esperando. Pudo divisar a la nueva médica entre el grupo, llevaba puesto el conjunto de la selección y para disgusto del Cordobés le quedaba excelente. Trago seco mirando para otro lado, le parecía insólita la manera en que la chica lo había tratado. Supo que su jueguito no iba a ser tan fácil como pensaba, pero estaba seguro que la pequeña médica terminaría en su cama antes de que la copa terminará.
Una vez llegado el equipo completo se dispusieron a subirse al colectivo que los llevaría. Nuevamente Paulo quiso irse sin dar notas ni autógrafos pero algo le llamó la atención, la doctorsita estaba dando una nota a un canal de televisión, se acercó disimuladamente para oír la entrevista y lo que alcanzo a escuchar fue "Es un orgullo poder aprender junto a este maravilloso cuerpo médico y poder representar a la provincia desde este lado". Así que es sanjuanina pensó, luego escucho " No estoy interesada en los jugadores de esa manera mi trato con ellos es solo profesional" ya veremos pensó Paulo mientras sonreía.
Federica finalizó la nota y subió al colectivo, se sentó en los últimos asientos ya que quería ir leyendo un poco en el viaje.
Paulo subió unos minutos después y para su desagrado todos los asientos estaban ocupados, llego a los últimos asientos y encontró a Federica leyendo "Rayuela" de Juilio Cortázar. Se sento a su lado y se quedo mirando a la chica por un rato, ella noto su presencia pero no pensaba darle el gusto de mirarlo. Paulo al ver que la chica no se dignaba a verlo comento:

-Nunca me gusto el final de ese- Dijo Paulo mientras se acomodaba en el respaldar del asiento. Federica levanto la vista del libro y lo analizo detenidamente.

-Quien lo diría. -Comento en tono despectivo volviendo su vista al libro.

-¿Te sorprende que lea a Cortázar?- Inquirió Paulo con una sonrisa de autosuficiencia

-Siendo sincera, me sorprende que sepas leer.- Fusilo Federica borrándole inmediatamente la sonrisa de la cara al chico. Paulo se incorporo rápidamente quitándole el libro de las manos, Federica se volteo a verlo irritada.

-Tengo el ligero presentimiento de que no caigo bien..-Vio el dorso del libro y encontro escrito con una letra exquisita "Federica Desimone", sonrió y pronuncio lentamente- Federica.. ¿Acaso no es nombre de hombre ese?

-¿y Paula no es nombre de mujer?- Pregunto ella desafiándolo

-Es Paulo- Contesto cortante.

-¿A quien le interesa? - Dijo la chica mientras sonreía.

Se quedaron mirando un buen rato, los dos se sostenían la mirada desafiandose tratando de descifrar cual sería el siguiente movimiento del otro. Paulo termino rompiendo el silencio pero sin quitarle la mirada de encima.
-¿Sabes? Muchas chicas estarían encantadas de estar en tu asiento deberías ser un poco más agradecida.- dijo cautelosamente con aires de superioridad.
-Mira nene no se quién pensas que sos o quién pensas que soy yo. Pero si estás buscando una mina que bese el suelo donde pisas, te sentaste en el asiento equivocado. -dijo Federica rápidamente, se acercó a Paulo sin dejar de mirarlo y se susurro en el oído - y si tuviera intención de acostarme con alguien de este plantel, te juro que vos serías el último en la lista. - Sentenció de manera fría.
- No hagas promesas que no puedas cumplir. - susurro acercándose al oído de ella.
- No busques mujeres que no puedas tener. -Finalizo la cercanía al mismo momento que le arrebataba el libro de las manos.

Fútbol y otras Drogas [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora