Capítulo 3

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Había pasado una semana desde el partido en San Juan. La selección ya se encontraba en Brasil preparándose para su primer juego de la copa que sería contra Colombia. Si bien el equipo no había recibido críticas muy buenas de su partido en la provincia, el pronóstico no era del todo malo y las esperanzas seguían ahí.
Los jugadores estaban entrenando en una cancha interna que tenía el hotel, estaban haciendo ejercicios de defensa. En una jugada Paulo cae sobre su mano por trabar una pelota, al principio no sintió dolor pero al final del entrenamiento tenía molestias para moverlo por eso fue a visitar al equipo médico.

Paulo estaba esperando a Mario en una pequeña sala del hotel que habían designado de consultorio. Llevaba media hora esperando que lo atiendan y el chico ya se estaba poniendo impaciente. De repente entro Federica a la sala con unos papeles en mano. Llevaban varios días sin hablarse, solo de vez en cuando cruzaban miradas.
El cordobés miro desconfiado a la chica, ella solo lo saludo.

-Buen día Paulo ¿En qué puedo ayudarle?- dijo con naturalidad

-¿Desde cuándo me tratas de usted?- pregunto extrañado

-Siempre trato a mis pacientes de usted.- dijo acercándose al chico para examinarlo

-¿Ah si? ¿Y cuántos han sido? ¿Cinco?- El sabía perfectamente que con eso la irritaría

-Son más que los goles que tenés, eso seguro.- Contesto con una sonrisa mientras tomaba su brazo. Paulo hizo una mueca de dolor

-Tengo entendido caiste sobre tu mano.- Dijo mientras examinaba la mano del chico. No podía negarlo el tenerlo tan cerca le ponía los nervios de punta y lo que más le molestaba es que no sabía por qué.

- Si, igual no es nada grave. Casi ni duele- Contesto el cordobés.

Federica siguio flexionando la mano del chico para ver bien dónde era la lesión. Quería terminar la consulta lo más rápido posible, sabía que cada vez que estaba a solas con Paulo las cosas se ponían raras.

- Tenés un esguince, vas a tener que tomarte este analgésico cada seis horas.- Dijo finalmente mientras tomaba el recetario y escribía.

- ¿Eso es todo?- Pregunto mientras tomaba el papel- Por Dios que letra horrible ¿Qué dice acá? -dijo señalando la receta

-No es mi culpa que no sepas leer.- Contesto indiferente

-¡Ya te dije que si sé! -Dijo irritado

- Genial felicitaciones. Ahora sí me disculpas, hay otros jugadores que tengo que atender.- Dijo Federica abriendo la puerta invitando a Paulo a irse.

- ¿Qué pasa? ¿Tucu necesita de tus servicios? - inquirió el chico con cierto tono de molestia.

Esa pregunta descolocó a la chica pero no pensaba mostrarse afectada.

-¿Celoso Dybala? - Pregunto mientras encaraba una ceja

-¿Celoso? ¿Yo? ¡JA! -Dijo en tono burlón mientras se bajaba de la camilla y se dirigía hacia ella. Se coloco en frente de la chica, se acercó a su odio y finalmente susurro - Te encantaría.

Un escalofrío recorrió la espalda de Federica, podía sentir como se le aceleraba el corazón pero no podía dejar que el se diera cuenta de lo que le provocaba.

-No se de dónde sacas eso.- Dijo con voz firme pero instintivamente miro la boca del chico, lo cual no pasó desapercibido para Paulo. La tenía justo donde quería.

- No mientas. - Dijo mientras posaba sus ojos en los labios de la médica - Admití que te encantaría estar conmigo.

Federica luchaba por controlarse pero la sensación de tenerlo tan cerca era simplemente una tortura.

-Me encantaría...- Hizo una pequeña pausa que para el chico parecieron horas. El comenzó a acortar la distancia entre sus bocas hasta que ella finalmente hablo- ..que te fueras de mi consultorio, tengo pacientes que ver.

Eso fue como un balde de agua fría para Paulo. Inmediatamente se apartó de ella como si le quemara, la miro con desprecio unos segundos y finalmente salió del consultorio dando un portazo. Federica suspiro aliviada, eso había estado demasiado cerca, no podía seguir permitiendo esos encuentros ya que corría riesgo su trabajo y su credibilidad como médica.

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Más tarde para la hora de la cena, Paulo se encontraba comiendo con sus compañeros se selección. El ambiente se encontraba un poco tenso ya que mañana darían la lista de los titulares del partido y nadie se quería quedar afuera. El cordobés se encontraba ansioso necesitaba ganar tiempo en la cancha, quería probar todo lo que podía hacer para la selección.

-¿Que te dijeron de la mano?- Pregunto Agüero unos de los jugadores con más experiencia en la selección.

- Nada, es un esguince solamente. - Respondio encogiendose de hombros, sin darle importancia.

-Ah está bien, yo decía por lo del cuerpo médico y todo eso - Comento Agüero volviendo la vista a su comida.

-¿Que pasa con los médicos?- Pregunto Paulo rápidamente.

- Bueno viste que a ellos el DT les pide una evaluación del estado de cada jugador y si no estás al 100% no vas a la lista de titulares. - Dijo sin preocupación su compañero mientras se llevaba un bocado- Igual ni te preocupes seguro la nueva te pone un buen puntaje a vos.

- No estaría tan seguro...- Susurro Paulo mientras dirigía su mirada a la mesa del cuerpo técnico, y la posó sobre cierta persona.

Federica se encontraba hablando despreocupadamente con los demás integrantes de la mesa, en especial con el DT. Paulo sintió hervir la sangre, sabía que ella era capaz de dejarlo afuera del partido con tal de hacerle la contra. Necesitaba hablar con ella, incluso obligarla a que le ponga un buen puntaje. Estaba muy equivocada si pensaba que podía sabotearlo y no tener consecuencias...

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⏰ Última actualización: May 02, 2020 ⏰

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Fútbol y otras Drogas [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora