Capítulo 2

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El entrenamiento estaba siendo algo tedioso, ninguno de los jugadores estaba acostumbrado a jugar a tanta altura. Cada media hora paraban para descansar y tomar agua. Federica los miraba desde el banco y no podría creer que esa fuera la selección, varios estaban sentados tomando bocanadas de aire, otros directamente estaban por pedir el tubo de oxigeno. Ahí fue cuando vio todas las esperanzas de ganar la copa desvanecerse.
Paulo estuvo practicando tiros libres por más de 3 horas. El pie empezaba a dolerle de tanto patear, pero aún así seguía intentando para perfeccionar la técnica. No sabía por qué, pero cada vez que la pelota entraba, el instintivamente miraba hacia el banco de suplentes pero Federica estaba practicando su nuevo hobbie favorito: Ignorar a Paulo. A ella le parecía gracioso como el Cordobés se esforzaba por su atención, aunque debía admitir que se veía provocativo entrenando con el uniforme empapado, no quería subirle los humos.
Una vez finalizado el entrenamiento, Federica debía evaluar el pulso, frecuencia cardíaca y frecuencia respiratoria a cada uno de los jugadores para determinar su condición física. Todos se portaron muy amables con ella, incluso trataban de hacerla reír para que ella se sintiera parte del grupo. Al momento de evaluar a Tucu este no desaprovechó su oportunidad para encarar a la chica
- Así que vos sos la nueva medica ¿Eh? - dijo con una sonrisa encantadora- se que te lo deben haber dicho pero ¿No sos muy pequeña para esto?- Federica soltó una pequeña risa mientras tomaba su mano para ver el pulso
- Tengo 24- respondió con una sonrisa
- Pareces mucho más joven- dijo el Tucumano con cierto coqueteo- y... Dígame doctora ¿Cuánto tiempo me queda de vida? - Pregunto mientras ella anotaba los datos en la planilla.
- Es difícil saberlo quizás sean horas o solo minutos - Contesto siguiéndole el juego a lo que el chico rio.
- Que bueno que estoy bien acompañado- dijo sonriente mientras la médica se iba a evaluar otro jugador.
Esta escena no pasó desapercibida para Paulo, observó todo desde unos metros atrás. Jamás lo admitiría pero sintió un gusto tan desagradable al verlos que tuvo que correr la vista.
Al momento de la evaluación de Paulo, Federica lo trato como a un paciente más. Intentando no perder la paciencia tan rápido.
-¿Me podrías dar la mano Paulo?- Pregunto la chica tratando de sonar lo más amable posible - necesito tomarte el pulso.
A Paulo le pareció fascinante como sonaba su nombre en la boca de ella. Así que obedeció sin ninguna objeción.
Ella tomó su mano con suma delicadeza, al momento del contacto ambos sintieron una pequeña corriente, pero ninguno dijo nada. Ella puso sus dedos en su muñeca y mientras contaba su pulso, el podía sentir como su piel ardía en cada zona donde ella estaba tocando. Era una sensación tan agonica como placentera. A su vez ella le miraba el pecho para poder contar las respiraciones del jugador, pero su mente le jugó malas pasadas y la llevó a preguntarse cómo sería tocar su torso desnudo lo cual la hizo perder la cuenta. Ambos podían sentir la tensión que había, se quedaron mirando mutuamente por unos segundos hasta que finalmente termino de contar y soltó su mano. Ella se volteó para anotar la planilla un tanto sonrojada y  Paulo salió disparado a los vestidores para poder darse una ducha fría.

Al día siguiente minutos antes de entrar al partido, el equipo estaba recibiendo las indicaciones para el juego. Si bien era un amistoso que se jugaba contra Nigeria, era muy importante ganar ya que jugaban de locales y necesitaban renovar la confianza de los hinchas en ellos.
Paulo iba a entrar recién en el segundo tiempo en reemplazo de Messi. Los nervios lo estaban consumiendo, podía sentir que el corazón se le salía por la boca.
Una vez que salió el equipo, fue a sentarse al banco de suplentes. Todo pasó muy rápido luego escuchar el himno, los cantos de la hinchada y los aplausos para los jugadores, empezó a sentirse mareado sin fuerzas con el sudor frío. Federica pareció notar el tono pálido del chico y se acercó a él.
-¿Estás bien? - Pregunto en un susurro, no quería que los demás presentes vieran a Paulo así. El la miro desconcertado, parecía pedirle ayuda con los ojos pero no dijo nada. Ella se sentó a su lado tomo su mano, la cual estaba helada. Pudo notar que tenía el pulso elevado así que sacó unos caramelos de su uniforme y los depósito en la mano de Paulo - Comelos, te van a hacer bien.
- Gracias- Dijo el chico mientras comenzaba a  desenvolver los caramelos con cierta dificultad.
El partido dió comienzo, la gente cantaba y la verdad que la selección no lo estaba haciendo nada mal. Federica chequeaba de reojo como estaba Paulo, el chico ya había recuperado su color y se lo veía más tranquilo, pero ella no se movió de su lado por si volvía a recaer. El internamente agradecía la presencia de la chica, inexplicablemente lo hacía sentir más tranquilo.
Se dió por finalizado el primer tiempo, Argentina iba empatando 1-1 con un tanto de Messi. Luego de que el DT diera las indicaciones en el entretiempo, el equipo salió decidido a conseguir la victoria ya con Dybala de titular. Cuando inició el segundo tiempo los hinchas empezaron a meter presión ya que en la selección Argentina un empate es tomado como una derrota y estos partidos se ganan o se ganan.
Paulo empezó a tomar confianza con la pelota a medida que avanzaba el tiempo, incluso probó un par de veces patear al arco en unas jugadas no tan claras. Ya estaban pisando el minuto 85' cuando de un córner de Nigeria sale una contra de Argentina con Lo Celso en la cabeza, asistió a Paulo el cual termina fusilando al arquero con un remate al ángulo. La hinchada explotó al grito de gol mientras los jugadores corrían a abrazar a Dybala en su primer gol. La gente empezó a corear su nombre y el echó un vistazo al banco donde la vio a ella aplaudiendo con una sonrisa, hicieron contacto unos segundos hasta que volvió a sonar el silbato.

Una vez llegados al hotel hubieron festejos con una gran cena. Los jugadores a medida que iban terminando de comer se dirigían a sus habitaciones para poder descansar ya que a la mañana siguiente volvían para Buenos Aires.
Paulo pidió el ascensor y mientras lo esperaba vio a través de un ventanal a Federica sentada en un banquito en lo que parecía ser un patio interno del hotel. Ella estaba muy concentrada llenando reportes clínicos del rendimiento que había evaluado en el partido hasta que se vio interrumpida
-Gracias - Se dió vuelta y ahí estaba el cordobés apoyado en el marco de la puerta con la mirada fija en ella.
-¿Por?- pregunto mientras volvía la mirada a sus papeles
- Por los caramelos. -Dijo en tono obvio, le molestaba que no le pusiera atención.
-No tenés por qué agradecerme Paulo, es mi trabajo. - Contesto mientras recogía sus cosas y se dirigía a la puerta para irse, lo cual no pudo lograr ya que el la tomo del brazo haciendo que se volteara.
-¿Sos así de irritante todo el tiempo o paras para descansar? -Pregunto molesto mientras ella encaraba una ceja
-Oh discúlpeme su alteza ¿Acaso dije algo que lo molesto? -dijo con todo el sarcasmo. Paulo la tomo con fuerza de los brazos y la acorraló contra el marco de la puerta mientras pegaba su cuerpo al suyo.
- No entiendo por qué intentas esquivarme cuando es obvio cómo va a terminar esto- Dijo en susurrandole en los labios a la chica. Federica le mantenía la mirada sin mostrar el nerviosismo que le provocaba su cercanía.
-¿Ah sí? Por favor decime cómo termina esto, me muero de intriga.- Contestó sarcástica
- Con vos en mi cama gimiendo mi nombre. -le dijo mientras se pegaba más a ella
- Veo que te tenés mucha confianza - susurro la chica siguiéndole el juego.
Ambos estaban tan cerca que sus labios casi se rozaban. Sus respiraciones y palpitaciones los delataban en su nerviosismo, pero ninguno de los dos quitaba la mirada del otro. De repente escucharon unas voces a lo lejos lo que los hizo salir del trance, rápidamente Federica se soltó de su agarre y antes de irse le dijo
-Felicitaciones por el gol, ya era hora.
Paulo se quedó unos segundos tratando de recomponerse, era increíble como su cercanía le nublaba los sentidos.

Fútbol y otras Drogas [Paulo Dybala]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora