Capítulo 14

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Al día siguiente fui a visitar a mi madre para darle la noticia personalmente

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Al día siguiente fui a visitar a mi madre para darle la noticia personalmente. Su respuesta fue tocarse la cabeza y exagerar una expresión de inexistente jaqueca. Yo no pude controlarme.

—¿Qué significa ese gesto?

Ya lo sabía, era su forma de decir que su hijo arruinaba su vida. Pero de igual manera pregunté para no dejar pasar el detalle.

—No puedes meter su hija en tu casa —respondió levantándose de la mesa.

Suspiré fastidiado.

—Tarde o temprano en la familia se van a enterar que está divorciado y que tiene una hija —dije descartando su ridícula preocupación.

No me importaba lo que pensara el resto de mi familia, lo peor que podría pasar sería que mi tía no visitara más nuestra casa ante el riesgo de encontrarse al polémico novio de su sobrino gay.

—¡No es por eso! —respondió con urgencia sorprendiéndome—. Si esa niña se queda en tu casa, la gente va a pensar cosas raras.

La miré confundido sin salir de mi sorpresa.

—Solo a ti te importa eso.

Volvió a sentarse, su expresión ya no parecía tan fingida.

—Estoy hablando en serio Dani. —Bajó un poco la voz para continuar—. La gente va a pensar que pueden pasar cosas raras. Porque eres mi hijo yo no pienso eso pero si esta situación sucediera con cualquier otra persona del mundo sí lo pensaría. Y eso mismo va a pensar la gente.

No supe cómo responder a eso porque, más allá de lo ofendido que me tendría que sentir, inmediatamente vino a mi mente toda la familia de Iris y las cosas que pensarían, por las que también reaccionarían. Miré hacia otro lado enfadado, sumando miedos a los que ya tenía.

—Dani...

—Si no vas a decir algo que me de ánimos —me apuré en decir— no me digas nada —le pedí con tristeza.

Y no dijo nada.

Me fui molesto, conmigo por insistir con la causa perdida que era mi madre, con ella por no darme tregua. Y un poco inquieto por sus palabras.

Gabriel puso cara seria al escucharme hablar de la conversación, no negó la teoría de nuestra madre porque ya no hacía falta en ese momento.

—Estoy seguro que deben pensar cosas como esas —comenté recordando cuando Iris dijo que recibió la indicación de no hablarme.

—Bueno, no pienses más en eso. Ahora hay que ocuparse del cuarto que debe aparecer de la nada.

Ese era otro problema. Inicialmente tenía planeado asesorarme con un arquitecto amigo de la familia, pero descarté la idea después del choque con mi madre quien podría haberme facilitado el contacto. Ante eso, Gabriel ofreció ocuparse de encontrar quien pudiera ayudarme.

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