Llegó el día del veredicto y todo el mundo estaba nervioso, aterrorizado y aliviado, todo a la vez. La juez entró y todos nos pusimos en pie. Yo respiraba muy rápidamente, el corazón se me iba a salir:
-Después de semanas de debate hemos decidido que...-dijo la juez.
El mundo se paró, nadie se movía, no se oía nada, nada más que la voz de la juez:
-...este tribunal declara a Carlos Sánchez culpable del asesinato en primer grado de Marta Ruiz de Samaniego, y le condena a 17 años y un día de prisión, así como a pagar una indemnización a la familia de la víctima de 40.000 euros. Se levanta la sesión.
No sé muy bien qué pasó después, la defensa del acusado, incluido éste, salió por la puerta trasera y nunca más los volví a ver. Mis amigas empezaron a llorar, supongo que de alegría, y vinieron a abrazarme. Yo sonreí, se había hecho justicia.
Unos días más tarde, entré en la tienda y señalé lo que quería, nada más empezar me salieron lágrimas, dolía mucho. Cuando por fin terminó, le pagué y salí de allí. Fuera me estaban esperando mis padres y mi hermano, les enseñé mi tatuaje en la muñeca:
-Me encanta la golondrina-dijo mi madre emocionada.
-¿Qué significa?-preguntó curioso mi hermano.
-Significa muchas cosas, pero para mí significa libertad, libertad para Marta, ahora es libre y se le ha hecho justicia-terminé por decir.
Todos asintieron. Ahora Marta bailará con las otras golondrinas, como una más de ellas. Porque, ¿qué hay más bonito que el baile de las golondrinas?
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El baile de las golondrinas
JugendliteraturAna es llamada a juicio por un asesinato ocurrido, debe hacer justicia, por su amiga, por todas la mujeres asesinadas a lo largo de los años. No se quedará callada.