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«¿sexo de reconciliación? »

Seokjin medía el menudo cuerpo del menor con las largas y amarillas cintas de medir mientras este permanecía tieso como si estuviera atado a una cruz. Este se quejaba de distintas cosas mientras el mayor sólo asentía comprensivamente ante sus quejas. Siempre había sido de las personas que escuchaban atentamente a sus amigos o compañeros, incluso a desconocidos que le conversaban de su día a día en la calle. Por eso mismo era normal ver al omega, a esa hora de la tarde, siendo el muñeco de prueba de diseñador, y lloriqueando como cachorro.

Resulta que Jimin, influenciado por esas sospechas y molestias en su corazón, empezó a sentir cierta inseguridad en cuanto a su novio y a Jeonyeong. ¿Por qué? Por la simple razón de que Yoongi ahora se la pasaba más en su trabajo, demasiado para el gusto del omega de corazón sensible y que además debe cuidar a sus dos terremotos. Este era un tema de profundo análisis tanto para Jimin como para Seokjin, ¿y qué mejor manera de analizarlo mientras se diseña ropa? 

Seokjin, siendo fiel amigo del pequeño alfa, no podía pensar siquiera en Yoongi y Jeonyeong teniendo intimidad; Yoongi no soportaba a la omega. Era extraño, pero su aroma le parecía repugnante. Sumado a eso, ¡Yoongi era demasiado repelente como para pensar en tener una relación fuera del matrimonio! No le gustaba la emoción y mucho menos las aventuras. Ah, y un punto muy grande: sus dos mocositos y Jimin eran las luces de sus vidas, y no se cansaba de repetírselo. En cualquier momento y lugar ellos dos podían estar solos, hablando como grandes amigos, y Yoongi empezaría a hablar de lo enamorado que estaba del berrinchudo Jimin y de sus revoltosos cachorros. Seokjin estaba en el medio de ambos hombres, generando su propia conclusión.

Luego de unos minutos parados y charlando, el alfa dejó libre a Jimin y este se fue a sentar con sus hijos, quienes observaban la tv con detenimiento mientras creaban estruendos con sus juguetes. Seokjin fue hacia la cocina y sirvió unas tazas con café con leche y se dirigió donde el menor, sentándose a su lado. 

—Hyung, ¿qué debería hacer? —cuestionó en el momento en el que el mayor se posicionó junto a él— E-es decir... no puedo estar así, con este... estos nervios dentro de mí. Tengo que cuidar a mis niños, no puedo desconectarme de esta manera.

—Jimin, sólo no pienses en eso, ¿sí? —suspiró, sonriendo ladino luego y extendiéndole la taza al más bajo, quien la tomó sin rechistar— Deberías hablarlo con él, contarle lo que te incomoda.

—¡No es tan fácil! Quizás se enojará, por acusarlo de infidelidad, y encontrará una excusa para irse con Jeonyeong, y yo... yo...

—¡Jimin! Cálmate. —vociferó el mayor al ver que al omega balbuceante le temblaban las manos y empezaba a derramar café sobre su ropa— Por dios, cielo, no te pongas a pensar en eso. ¿Crees capaz a Yoongi de hacer semejante barbaridad? No, ¿cierto? Yoongi se convierte en una de las personas más comprensivas y bondadosas cuando de ti se trata, no creo que te llegue a siquiera echar airesito con el dedo. Es un imbécil, pero no de ese tipo, sino ya lo hubiera pateado desde hace tiempo. 

Eso al parecer logró apaciguar la brecha que poco a poco prendía su débil corazón. El mayor tenía razón, lo sabía. Pero, ¿cómo luchar contra la incertidumbre? ¿Cómo sobrellevar el miedo de perderlo? Era algo que continuamente desgastaba su alma, su lobo incluso no sentía nada de ganas de aullar el nombre de su alfa; eso era muy grave, puesto que ambos lobos se deseaban, se anhelaban, y se amaban con intensidad. ¿Qué sucedió para que esta intensidad "juvenil" se marchitara de tal manera? ¿La rutina, quizá? 

A Jimin nunca le cruzó por la mente el que sus preciosos bebés fueran un impedimento en la unión sentimental entre su esposo y él, a pesar de que hubieran ocasiones donde estos interrumpían sus "fajes". 

¡Nosotros, idiota! #2 n.jDonde viven las historias. Descúbrelo ahora