d o s

655 105 10
                                    


«Los celos de un acomplejado»

—Uh, ¿Jimin? ¿Sucedió... algo? —preguntó Yoongi con cautela mientras dejaba a los cachorros en la cuna que permanecía en medio de la sala. Sabía que su omega estaba enojado por alguna razón.

Sus suposiciones se volvieron ciertas cuando el pelinegro ni siquiera volteó a mirarlo cuando le había hecho la pregunta. Yoongi suspiró algo desmotivado, pero tampoco iba a dejar que el menor pasara la rabia solo, aunque eso sonara tentador. Mordió su labio inferior y miró por última vez a sus cachorros, caminando hacia la cocina, a donde había ido el omega.

Luego de regresar de la casa de Namjoon, él fue arrastrado como un muñeco de trapo con sus bebés en brazos. Jimin estaba sumamente incómodo por culpa de Jeongyeon, cosa que entendía ya que ella se le insinuaba frente a él. Aunque lo hiciera disimuladamente, seguían siendo insinuaciones sexuales de una omega a un alfa con pareja. Igualmente Yoongi no estaba nada interesado en la chica, en absoluto. Joder, que estaba perdidamente enamorado del mocoso, si no lo estuviera ya se hubiera ido por esa puerta indispuesto a soportar a tres demonios, y a pesar de recalcárselo a la chica siempre que se le contonea en frente, esta simplemente no le hace caso e insiste con su coqueteo.

El lobo de Yoongi se había contenido ya como siete veces de gritarle a la castaña que su olor era malditamente desagradable y que si tuviera que elegir entre un gas tóxico y su aroma, no elegiría ninguno, porque automáticamente se dirigiría a la suavidad del algodón de azúcar que tenía el amor de su vida.

—Hey, bebé. —volvió a llamarle, él sólo tomó un vaso de vidrio y lo llenó con agua, ignorándole— Jimin... oye. —el pelinegro frunció la nariz y bebió el agua.

Yoongi sonrió de lado pues esa naricita fruncida era claro aviso de su enojo. Estaba advirtiendo que si seguía insistiendo, se iba a enojar mucho peor. Yoongi decidió rendirse, así que metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y dio la media vuelta, pero antes marcharse, dijo con una sonrisa malévola:

—Sólo quería decirte que Jeongyeon quería quedarse hoy en la cas-

—¡Já! ¡Estás como loco! —exclamó, encarando al pelinegro con las mejillas sonrojadas por el enojo y la nariz fruncida— ¿Piensas que dejaré que esa entre a mi nido? ¡Pues lo siento mucho, que no lo haré!

El pelinegro cruzó los brazos y frunció los labios al igual que las cejas, mirando al suelo. Estaba haciendo un tierno e inconsciente puchero, pero... ¡Le enojaba mucho! Le molestaba incluso el hecho de que el mayor le dijera que ella quería quedarse a pasar la noche en SU casa. ¡En su nido! ¡En su territorio!

Su labio inferior tembló y cuando menos se lo esperó, sus ojos estaban cristalizados y su lobo estaba entristecido. Si tuviera orejas, sin duda estas estarían bajadas. Yoongi se desconcertó y no dudó en caminar hacia el omega, envolviéndolo entre sus brazos y besando su mejilla con la delicadeza tal de un pétalo de rosa.

—A ver, Jimin, estás celoso. —aseguró. Los sentimientos podía sentirlos a flor de piel por su marca— ¿Por qué lo estás?

—Yoonie... es... ¡Es ella! —se quejó, sollozando y escondiendo su rostro entre el cuello y hombro ajeno— Te coquetea como si estuviera segura de que le corresponderás en cualquier momento, ¿y si al final sí lo haces? ¿Qué haré yo? ¡No quiero que me quite lo que es mío!

Yoongi quedó nada sorprendido al escuchar el "lo que es mío" pues el omega tenía lo que era el complejo de alfa. En muchas ocasiones, haciendo el amor, él mordía su hombro y luego lo lamía, el problema era que la herida no cicatrizaba rápido porque no tenía propiedades curativas en su saliva. Igualmente, no le molestaba, le parecía algo adorable cada que mordisqueaba su piel como si estuviera sacando piojos  con sus dientes.

¡Nosotros, idiota! #2 n.jDonde viven las historias. Descúbrelo ahora