Introducción

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"Hace muchos años, una familia en Oregón descubrió cosas irreales en lugares profundos del bosque, llevaban investigaciones y además de saber invocaciones, habían descubierto al por mayor; un demonio poderoso. Él fue tan astuto que logró engañar a la familia entera, llegando a un punto donde estuvo a nada de acabar con el mundo que ahora conocemos. Pero un día, la familia pudo detener sus malvados planes salvando a todos, dejándolo atrapado en un lugar desconocido. Luego fue trasladado con ayuda de la familia a un bosque cerca de su hogar, el demonio tomó liderazgo y lo hizo a su gusto. Ahora quien pise su bosque sin un propósito no vuelve a salir con vida, la luna come sus almas."

Todos habían quedado perplejos.
A pesar de que para nuestro pueblo fuese una tradición contar las leyendas de Oregón, siempre se seguía sintiendo esa sorpresa o miedo.

Los niños, adolescentes y gente mayor llenaron el sitio con aplausos y sonrisas discretas. Por otro lado estaba mi padre, mirando a todos como si fueran unos locos o gente que se humillaba con facilidad. Él nunca había entendido la obsesión de la gente con las leyendas de Oregón. Siempre decía que ese no era nuestro lugar y bo debería ser una tradición para nadie de aquí; pero sus palabras nadie las tomaba en cuenta, porque nadie tenía una respuesta por importarnos tanto las leyendas de otro lugar muy lejos.

Él siempre se mostraba molesto al escuchar las leyendas ficticias acerca del «bosque prohibido», mencionaba que era una tontería más que llenaría de falacias a gente que no tuviera ni un solo gramo de sentido común.
Para mí solo era amargura, quizá jamás fue fanático de historias interesantes.

Con mucho cuidado tomé un sorbo al chocolate caliente y miré de reojo a la gente. A esta cafetería en particular le gustaba empezar el día recordándonos al supuesto demonio de Oregón, por alguna razón era de sus leyendas favoritas y no los culpaba, era muy entretenida al escuchar sus versiones tan variadas.

—Tontos. Eso son, unos tontos.— Murmuró papá robando mi atención desde la primera palabra que mencionó.— ¿Cuando será el día en que dejen esas patrañas y se dediquen a la historia de nuestro propio pueblo? ¡Dios! Todos saben más de Oregón que de sus propias raíces.

Sostuve el querer reír, pero no pude contenerme. Él no dudo en mirarme más molesto que antes, aunque estuviera consciente de que solía reírme de sus quejas respecto a Oregón.

—Bueno, no puedo quejarme si tengo una hija que también cree en esas cosas. Demonios, monstruos, bosques, la luna embrujada ¿Qué más? ¿Un duende en forma de árbol?

—A veces es irritante escucharlo una y otra vez, pero no me engañas, es muy emocionante escuchar una nueva versión de cada cosa. Son originales, no puedes contenerte a sus ideas.

Rodó los ojos fastidiado. Solo pude reírme de sus gestos intentando dar un ambiente distinto en vez de una pelea absurda. Eso ya había pasado antes y aprendí que era más tonto que papá afirmando lo que era tonto.

Una señora algo robusta y de baja estatura se acercó a nuestra mesa. El olor a café estaba impregnado en su ropa, pude saber que era la dueña del local; siempre olía así.

— ¿Algo más que quieran ordenar? Si gustan puedo traer más chocolate caliente, alguien de esta mesa adora todo el menú.—la mayor me guiñó un ojo con una sonrisa amable, me límite a reír y sonreír de la misma forma.

—No, gracias, puede darnos la cuenta.

Papá saco su billetera para alistarse al pagar antes de tiempo, pero al instante cayó al suelo una hoja de papel larga y de color azul. Intenté verlo pero la mayor por cortesía lo levantó primero tras caer sobre sus pies.

—Oh... Tiene una apariencia muy similar a los boletos de los pueblos pequeños de Oregón, ¿Viajarán a alguna parte emocionante?

Fruncí el entrecejo dándole toda mi atención a papá, esperando su respuesta para tan repentina cosa.
Jamás me habia mencionado algo así, quería suponer que era un simple pedazo de papel que cayó por accidente.

—Sí, la siguiente semana.

Papá sonrió de forma molesta, con ironía. Le arrebató de las manos la hoja y la guardó rápidamente en su pantalón.

Respiré profundo confundida por la hipocresía de mi propio padre. En serio, ¿Donde quedaba la irritabilidad que juraba sentir todos los días?















N/A

-No hay mucho romance

-Se enfoca más en el misterio

-pronombres femeninos.


Moon | Bill CipherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora