Las dos caras de la Justicia -Death Note (YAOI)

I. Monótono.

La noche anterior había sido larga para ambos chicos; pasar todo el día persiguiendo a Kira era agotador, más si tienes que ir esposado a otra persona por todos lados .

Ambos chicos se encontraban recostados en la cama que compartían, cada uno en una posición diferente, completamente aislada del otro, incluso si una cadena les unía; la luz que el sol emitía no entraba a la habitación pues las cortinas de aquel lugar permanecían cerradas impidiendo que los rayos de luz ultravioleta despertaran a los habitantes.

La ciudad de Kanto, Japón estaba mas calmada de lo normal, no haba mucho trafico ni personas fuera en las calles, parecía que seria un día tranquilo.

Con el paso de los minutos uno de los dos chicos dormidos comenzó a despertar, regresando a la realidad donde vivía atado a un hombre que se sentaba de forma extraña, era el mejor detective del mundo y creía que él era Kira; el mejor asesino hasta ahora.

Una vez sus ojos estuvieron completamente abiertos cambio de posición para encontrarse con la espalda de su compañero.

Se mantuvo observando esta parte de su cuerpo por unos minutos hasta que su estomago empezó a exigirle alimento; se había dado cuenta que no podía permanecer mas tiempo esperando a que aquel chico despertara.

—Ryuzaki -lo nombraba con un tono de voz serio, pretendía despertarlo de sus sueños de la forma menos brusca posible; ni siquiera se había dignado a tocarlo para conseguir su objetivo. —Ryuzaki -nombró de nuevo subiendo un poco la voz; podía notar como la cadena que los unía permanecía debajo del cuerpo de su compañero, una idea fugaz pasó por su cabeza esperando que, el mejor detective del mundo, fuera sensible a las cosquillas.

Procedió a jalar la cadena; inicialmente con poca fuerza, solo para removerlo; al notar que aquella decisión no cambiaba nada decidió jalar con mas fuerza, al punto de hacer que la mano que se encontraba esposada se torciera. Nada hacía que despertara.

Con mas cadena para él aprovechó para levantarse de la cama, estirarse un poco e idear una manera efectiva de levantar al pelinegro o tendría que llevarlo a rastras hasta la cocina.

—Algo no va bien, Light.

Rodó los ojos al escuchar aquella voz oportuna; no debía responderle, al menos no si estaba cerca de Ryuzaki o de las cámaras que los vigilaban.

—¿Me estas escuchando? 

Continuó ideando alguna forma de despertarlo o cargarlo hasta la cocina para saciar su hambre.

—RYUZAKI -intentó por ultima vez, si antes los movimientos no lo habían logrado despertar dudaba que aquello lo hiciera

—¿Qué sucede, Light? -sin esperarlo había conseguido despertarlo, por un momento se sintió aliviado de no tener que llevarlo ilícitamente a la cocina.

—tengo hambre -parecía un niño pronunciando esas palabras tan recto frente a Ryuzaki.

—¿Por qué no comes?, Yo no soy tu niñera -Ryuzaki, mejor conocido como el mejor detective del mundo había hecho crispar a Light quien se había pasado al menos quince minutos tratando de despertarlo.

—¿olvidas que estoy atado a ti? -elevó la muñeca donde estaba colocado el otro extremo de la cadena. 

—es por eso, Light, que yo guardo aperitivos en mi mesa de noche -lo miraba serio, con el pulgar en los labios; parecía una especie de burla pero el hablaba muy en serio.

La paciencia de Light parecía ser infinita puesto que no parecía estar molesto aun cuando su compañero no había entendido su necesidad por alimento. Ser tan paciente era parte de la farsa. 

—como sea -respondió al cerrar los ojos y cruzarse de brazos —voy a ir a la cocina -giró sobre sus talones caminando a la salida de la habitación; él sabía que, al estar unidos por una cadena, tarde o temprano Ryuzaki tendría que seguirlo.

Ya que el piso donde vivian era amplio tardó unos cuantos minutos para llegar a la cocina a servirse un vaso con jugo de naranja y frutas picadas. Una vez terminó de desayunar permaneció sentado en la mesa del comedor, mirando sin mucho agrado a Ryuzaki.

—¿Qué pasa? -le preguntó al descubrirlo observar el vaso donde se había servido jugo.

—solo me preguntaba si te gustaba más el jugo de naranja artificial o natural -no hacía falta mencionar que permanecía sentado con las rodillas frente a su pecho y sus brazos cubriendo estas.

—Ryuzaki, ¿por qué seguimos con esto?, ya te dije que no soy Kira -era agotador depender de alguien más para moverse.

—Light Yagami es Kira, estoy seguro de eso, solo necesito pruebas. -su dedo pulgar ahora se encontraba presionando su labio inferior contra sus dientes.

—¿no has pensado que, si no tienes pruebas, es por que no las hay? -su actitud se venia abajo, fingía bien pero Ryuzaki sabia como sacarlo de sus casillas.

—aferrarte a probar que no eres Kira solo te hace más sospechoso.

—esto es indignante, tengo la capacidad para moverme por mi mismo, no necesito de ti para hacerlo -en un solo movimiento se levantó de su silla, cada vez más alterado.

—es tan molesto para mi como para ti, pienso estar de esta forma al menos hasta que encontremos a Kira. 

—¿por qué buscas que yo sea Kira?, ¿qué tan difícil puede ser para ti admitir que te equivocaste? -una pequeña sonrisa se formó en sus labios al pensar en L admitiendo su equivocación.

—me cuesta lo mismo que a ti admitir que eres Kira -su mirada y expresión no cambiaban, eso había hecho enfurecer a Light.

—¡NO SOY KIRA! -aun con la cadena en su muñeca comenzó a caminar en dirección al primer piso, donde seguiría la investigación para encontrar a Kira; aunque era pesado había conseguido llevar por la fuerza a Ryuzaki hasta aquel lugar. 

Una vez abajo se encontraron con el resto de investigadores conformados por unos cuantos hombres de la policía de Japón.

—buenos días, hijo -el padre de Light, Soichiro Yagami, lo saludó apenas lo vio llegar.

—Matsuda irá vigilar la estación de policía, los demás seguiremos investigando a las victimas -ordenó interrumpiendo el saludo entre Light y su padre.

—si, Ryuzaki -Matsuda respondió para después salir con dirección a la estación de policía.

De nuevo volvían a su trabajo, igual a los últimos tres días; estar ahí, trabajar ahí se volvía monótono.