Capítulo 4

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Los recuerdos de su pasado aparecían así, de la nada, simplemente golpeaban su cabeza en algunas situaciones y por más que Helena no quería, se veía así misma reviviendo esos momentos de angustia, dolor y odio; volvía a ser esa pequeña niña frágil que solo quería escapar de todos, de todo.

Después de la escena de su madre y de que le prometiera que no iba a suceder otra vez, frase que ya estaba cansada de escuchar, Helena se fue a su cuarto a mirar por la ventana, todavía le dolía la cabeza a causa del golpe que le propinó Claire, pero eso no era nada comparado con las cicatrices que tenía en el alma. Pero algo, o más bien alguien la hacía escapar de esa realidad, Rachel.

Aún recordaba la primera vez que la vio; se iba a quedar un mes con su madre, pues Hans se iba a ir de vacaciones junto con su familia y obviamente no la iban a llevar, dio gracias a Dios por esto último, no se imaginaban que en realidad estar alejada de ellos era el mayor de los descansos para Helena. Con 16 años, cualquier chica de su edad seguramente se habría enojado porque llevaban a su hermana a conocer el mar y a ella no, pero a Lena la idea de estar con su mamá, su hermano y su pequeña hermanita le llenaba el corazón. Ese día había salido a hacer unas compras y llegando a su casa, vio a un grupo de chicas y chicos jugando basquetbol en la cancha, pero lo que llamó su atención fue una chica de unos veinticinco años de contextura atlética; estaba sentada junto a una pelirroja y tenían sus manos enlazadas; la rubia le dio un beso a la que parecía su novia y se paró para incorporarse al juego. Fue una atracción inmediata, a Helena le agrado que a esa chica no le importara que pensaran o no de ella, simplemente tenía las agallas para mostrarse al mundo como era y ya; tenía el valor que a ella le faltaba.

Y volviendo al presente, allí estaba ella, jugando básquet con sus amigos, y desde su habitación, Lena tenia siempre la mejor vista, pues se encontraba frente a la cancha. Rachel, se movía de un lado a otro con agilidad, su cabello rubio cenizo estaba algo despeinado a causa del juego, pero eso le daba un toque aún más atractivo, su sonrisa ladeada, su mirada coqueta... pérdida en sus pensamientos no se dio cuenta que la rubia había parado de jugar y se estaba acercando a su ventana.

- Buenas noches querida vecina -

- eh, eh, Hola, como estas? - «Pero que idiota soy, ya se dio cuenta que la estaba mirando, que vergüenza» Helena sintió como por segunda vez en el día su cara empezaba a arder.

- No tan bien como tú, pero ahí vamos – le respondió con esa sonrisa coqueta que la caracterizaba – hace tiempo que noto que me miras desde la ventana, y después de que chocamos esta mañana, pensé ¿por qué no invitar a salir a la niña con la sonrisa más bonita que he visto?, y pues aquí estoy, que dices?.

- yo, eh...no creo que sea prudente, si mi mamá se entera me mata.

- Te entiendo, he escuchado algo sobre el genio que se manda Claire – le dijo a la vez que se acercaba peligrosamente a ella y bajaba la voz hasta casi susurrar - pero qué tal si es nuestro pequeño secreto.

Rachel le guiño un ojo a Helena, y le tocó delicadamente la cara, luego se acercó aún más y le dijo en voz baja – veámonos este sábado a las 3:00pm, te espero en el parque que está a cinco calles de aquí y no acepto un no por respuesta – antes de separarse le dio un beso en la mejilla – bye hermosa, nos vemos.

Mientras se alejaba la joven de piel canela solo pensaba «pero que rayos acaba de pasar»; definitivamente estaba ansiosa con que llegara el sábado, aunque apenas era lunes para su desgracia.

Segundo día de clases. Helena se dirigía al aula que le correspondía según su horario, cuando escucho unos pasos apresurados tras de ella y sintió que alguien le tocó el hombro.

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2019 ⏰

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