Capítulo 2

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Jhon era un joven adinerado de 20 años, alto, de cabello marrón, ojos verdes, piel bronceada; la envidia de todo hombre de su edad y el objeto de deseo de muchas mujeres. Al escuchar a Helena, no pudo evitar dirigir su mirada a ella, no era solo su belleza lo que le atraía, era esa evidente timidez que la convertía en alguien a quien deseaba conocer y haría lo que fuera para lograr su objetivo.

Entre cambio de clases Helena aprovechó para ir a la cafetería, aunque no llevaba mucho dinero consigo, de seguro alcanzaría para algo.

- Hola, te puedo acompañar? - dijo una voz masculina a su lado. Helena, se encontró con un chico de aproximadamente 1,80 de estatura que le sonreía amablemente.

- Claro - Le devolvió la sonrisa, mientras seguía caminando a su destino.

- Me llamo Jhon y tú cómo te llamas?

- Soy Helena - Respondió amablemente

- Helena. Lindo nombre, acorde con la belleza de su dueña - mencionó en un tono coqueto.

«No llevamos ni un día de conocernos y ya me está coqueteando» pensó Helena, definitivamente no le había gustado para nada el gesto de su compañero de clase; y al parecer esto se reflejó en su rostro; pues inmediatamente Jhon, se arrepintió de haber empezado con el pie izquierdo con quién tanto deseaba conocer.

- Discúlpame, no quise ofenderte; solo, solo, no sé por qué lo dije.

- No te preocupes, no es para tanto - dijo algo más seria que antes.

- ok. Para que empecemos como debe ser, déjame te invito algo. si?

- Tranquilo, así está bien - respondió, aunque no hubiera desayunado nada y el dinero apenas le alcanzara para un café.

- Tómalo como una bienvenida, vale?, de paso te presento a mis amigos que ya deben estar en la cafetería.

- Amigos? pero si apenas es el primer día.

- Es que con varios amigos nos pusimos de acuerdo para entrar a la misma Universidad, como para darnos ánimo, o algo así - dijo Jhon con una sonrisa.

Finalmente Helena acepto "la bienvenida" como le decía Jhon, y se sentó a comer con él y sus amigos; aunque a leguas se notaba que provenían de familias adineradas, la recibió bastante bien.

Chloe, una rubia de ojos azules y su hermano gemelo Mark, habían decidido entrar juntos a la facultad de comunicación; Michael, un moreno de figura atlética, estudiaba medicina y Jessie, una chica de tez blanca y cabello castaño, había ingresado a la facultad de ciencias económicas.

- Y por qué decidiste estudiar ingeniería de sistemas? - le pregunto Jessie.

- Me encantan los computadores, y creo que podría ser bastante buena en eso.

- En cambio yo soy pésima en esa área.

- Bah! Muchas matemáticas - Comento Chloe, mientras todos rieron por el comentario.

- Lo tuyo es el arte nena - le dijo Michael haciendo un gesto exagerado con sus manos.

- Obvio que sí y tú estarás en primera fila siempre - dijo Chloe a la vez que abrazaba fuertemente a Michael.

- Y espero estar tras bambalinas también, apoyándote en todo - Michael apretó la cintura de la rubia, mientras esta soltaba una risita y le daba un beso apasionado.

«Que incómodo» pensó Helena, mientras dirigía su mirada a otro lado.

- Búsquense una habitación chicos! - dijo Jhon en tono de burla.

- Deja los celos Scarfo - respondió el moreno lanzándole un trozo de papel - pero tienes razón, eso haremos más tarde - dijo con una sonrisa traviesa a lo que Chloe solo rió pícaramente.

- Bueno, bueno chicos, demasiada información - menciono Mark con el ceño fruncido. Así fuera mayor de edad, no le agradaba la idea de que hablaran de ese modo de su hermana.

Entre chistes y conversaciones banales, continuaron el receso; luego cada uno se fue a su respectiva clase y así termino su primer día en la Universidad.

Jhon la había acompañado a todas partes, y a pesar de que Helena le había insistido en que fuera con sus amigos, él insistió en acompañarla a esperar el autobús; y una vez este llegó, en un movimiento inesperado le robo un beso en la mejilla a la joven; lo cual no le agrado para nada, pero disimulo apartándolo lentamente con la mano y a la vez despidiéndose y subiendo rápidamente al autobús.

«Ok, es mejor mantener la distancia con Jhon»

Una vez llegó a su casa, la joven de piel canela dejó su maletín en una silla y salió en busca de sus hermanos. Primero fue por la más pequeña, Irene, una tierna niña de 5 años, de piel canela igual a la de su hermana, cabello negro abundante, ojos grandes y curiosos y una sonrisa encantadora.

- Lena! - la pequeña corrió a los brazos de su hermana y la abrazo con fuerza - te extrañe mucho!!!

- Yo también a ti pequeña, vamos a buscar a Jonathan y vamos a casa.

Helena junto con su hermanita, fueron en busca de Jonathan, que como de costumbre no había ido a estudiar; y seguramente estaba con sus amigos nuevamente. Él se había convertido en un dolor de cabeza desde que Helena había vuelto de vivir con su padre, si así podía llamar al maldito con el que se había visto forzada a vivir durante varios años, hasta que al cumplir la mayoría de edad, había huido de esa casa.

Jonathan, al no tener a su hermana como guía, había hecho lo que quería y había empezado a juntarse con personas de no muy buena reputación..

Buscaron por todas partes, preguntaron con los vecinos, con familiares, pero nadie lo había visto, y al notar que ya estaba oscureciendo, Helena decidió ir a casa, pues la pequeña ya tenía mucha hambre.

La joven busco en la cocina y preparo una sencilla comida para su hermanita; seguía angustiada, pero no era la primera vez que su hermano no aparecía, y sin tener los recursos para tener un celular, lo único que le quedaba era esperar.

- MALDITA SEA! - gritó Claire, a la vez que abría la puerta de un solo golpe, era evidente que estaba ebria.

- QUÉ PASA MAMÁ? - Helena resguardo a su pequeña hermana tras de sí al ver el estado de su madre.

- ODIO NO TENER NI UN PESO Y TODO ES CULPA TUYA!!! - Claire se abalanzó sobre Helena tomándola fuertemente del brazo, haciendo que la pequeña Irene cayera al suelo y se pusiera a llorar.

- YO QUE HICE? - Helena trataba de zafarse del agarre de su madre, y está la tomo del cabello y azotó su cabeza contra la pared.

En ese momento entro Jonathan, que a pesar de tener solo 15 años y ser un chico bastante delgado, tomó a su madre con fuerza por la espalda, separándola así de la joven de piel canela.

- Estas bien Lena? - El joven abrazó a su hermana y con cuidado tocó su cabeza, al notar el líquido que brotaba de ella, dirigió una mirada fulminante a su madre. - Y entonces qué? te vas a quedar todo el día ahí?, VE A BUSCAR ALGO PARA HACERLE UNA CURACIÓN!

El enojo era evidente en Jonathan, estaba cansado de que cada vez que su madre bebía se desquitara con ellos, sobre todo con Helena; era frustrante que el ser que le dio la vida pareciera dos personas, una mujer amorosa y comprensiva cuando estaba sobria, y una persona violenta e impulsiva cuando tomaba unas copas de más.

La mujer llego con algo para desinfectar la herida y se acercó lentamente a Helena para hacerle curación, al ver el líquido rojo rompió en llanto.

- SOY UNA MALA MADRE, SOY LO PEOR, YO NO SE USTEDES POR QUÉ ME QUIEREN!

Y ahí estaba nuevamente, esos ataques de arrepentimiento inmediatamente después de que había hecho algo muy malo; para Helena ya no significaba nada, era difícil sentir rencor, porque al fin y al cabo era su madre, pero estaba cansada de soportar toda su vida lo mismo, golpes y más golpes, y luego llanto y más llanto; pero esto era mejor que estar con su padre, de eso no cabía duda.

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